lunedì 30 giugno 2014

La casualidad con la que estalló la primera Guerra Mundial

La casualidad con la que estalló la primera Guerra Mundial

Un insólito cúmulo de casualidades permitió a Gavrilo Princip asesinar al archiduque en Sarajevo hace ahora 100 años


Princip, segundo por la derecha, capturado tras disparar al archiduque.
Nunca un cúmulo de casualidades tan insólito ha tenido unas consecuencias tan pavorosas. Las posibilidades de que Gavrilo Princip desatase en Sarajevo con dos disparos una guerra mundial, un atentado del que se cumplen 100 años este sábado, eran mínimas pero ocurrió. “Era un don nadie, que sin embargo lo cambió todo”, explicaTim Butcher, un escritor de viajes británico que acaba de publicar un ensayo sobre Princip, The trigger. Hunting the assassin who brought the world to war (El gatillo. En busca del asesino que llevó al mundo a la guerra). La mayoría de los historiadores coinciden en que, sin aquel magnicidio, la Primera Guerra Mundial, la catástrofe de la que surgen todas las demás catástrofes del siglo XX, no habría estallado. Sin embargo, este joven serbio de Bosnia de 19 años, un tirador sin experiencia, mató al archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austrohúngaro, del que Bosnia era entonces una remota provincia, y a su esposa, Sofía, después de encontrarse con ellos por casualidad: ni el asesino ni sus víctimas tenían previsto estar en el sitio en el que se cruzaron. Con dos certeros e improbables disparos, destruyó el mundo tal y como se conocía hasta entonces.
El archiduque con su esposa en Sarajevo el 28 de junio de 1914. /REUTERS
“El atentado de Sarajevo es un suceso de consecuencias mundiales, una especie de Zona Cero de la época”, explica el escritor bosnio residente en Francia Velibor Colic, autor de un relato borgiano del magnicidio, Sarajevo omnibus(Gallimard). “Fue un complot muy bien organizado pero a la vez muy caótico, en el que el azar jugó el papel principal. Fue un vaudeville, una tragicomedia cuyas consecuencias, desgraciadamente, conocemos todos”. Butcher asegura sobre el improbable protagonista del mayor magnicidio de la historia (sólo comparable al asesinato de Kennedy en Dallas en 1963, en el que también hubo una comitiva, un coche descubierto y un debate nunca acabado sobre los responsables últimos): “No dejó descendientes directos, porque murió muy joven. Provenía de una familia extremadamente pobre, de siervos, que debían entregar sus ganancias al señor feudal. Seis de sus hermanos murieron. Cien años después, cuando conocí a sus familiares, seguían hablando de la pobreza".
El asesino se encontró ante el convoy en el que viajaban los príncipes frente a la pastelería Moritz Schiller, que ahora alberga un museo sobre el magnicidio. Princip estaba allí por casualidad pero, lo que es más grave, el archiduque y su esposa, también. La leyenda dice que el asesino se estaba comiendo un emparedado pero, como tantos otros detalles de aquella mañana, no está confirmado porque muchos documentos se perdieron a lo largo de las guerras que asolaron Europa desde entonces. Se sabe que formaba parte de un complot para llevar a cabo el magnicidio que, en aquel momento parecía haber fracasado tras un intento fallido y después de que tres terrorista no se atreviesen a utilizar las bombas y las pistolas que llevaban. De repente se topó de bruces con la comitiva regia y decidió disparar. 

Tras la visita prevista al Ayuntamiento, el gobernador de Bosnia, Oskar Potiorek, convenció al archiduque para acortar y cambiar el recorrido, evitando las estrechas calles del centro de Sarajevo. Pero a nadie se le ocurrió informar al conductor. Cuando se dieron cuenta del error, la comitiva real se detuvo en mitad del camino con el propósito de cambiar de rumbo: hubo que empujar el coche a mano porque carecía de marcha atrás. La parada tuvo lugar ante la pastelería Moritz Schiller, aunque podía haber ocurrido en cualquier otro lugar. Pero, justo ahí, un joven armado que tal vez estaba allí para comerse un sándwich se encontró con un blanco perfecto, se subió al alero del coche y cumplió la misión para la que se había conjurado con otros siete Jóvenes Bosnios, por orden de una misteriosa y letal organización de Belgrado,
la Mano Negra (el grado de participación del Gobierno serbio sigue siendo un misterio, aunque está claro que las armas venían de Serbia). La princesa Sofía murió casi inmediatamente, el archiduque Francisco Fernando media hora después. Eran las 11 de la mañana y el siglo XX acababa de empezar. Treinta y siete días después, estallaba la Primera Guerra Mundial.Contra toda la lógica, pese a haber sufrido un atentado fallido esa misma mañana, Francisco Fernando decidió continuar con su visita a Sarajevo como si nada ocurriese y formase parte de las costumbres locales lanzar una bomba contra el coche en el que viajaba el heredero de un imperio. La lógica indicaba que el ataque no era una casualidad entre otras cosas porque la visita tenía lugar en una fecha de enorme contenido simbólico: los serbios celebran su día nacional el 28 de junio, San Vito, cuando perdieron su independencia frente a los turcos en batalla del campo de los mirlos en 1389, en Kosovo. La escritora Rebecca West, autora del gran libro de viajes sobre los Balcanes, Cordero negro, halcón gris, escribió en los años treinta tras entrevistarse en Sarajevo con varios testigos del magnicidio: “Nadie trabajó tanto para que el atentado tuviese éxito como las propias víctimas”.
Gavrilo Princip, en una imagen sin fecha. / AFP
El historiador Christopher Clark, autor de Sonámbulos, el más influyente ensayo de todos los publicados este año del centenario, insiste en el aspecto casual y pone sobre la mesa una idea muy inquietante dada la dimensión del desastre que se avecinaba (la desaparición de cuatro imperios, la Revolución Rusa, el cambio de las fronteras mundiales, el nacimiento del fascismo y el nazismo, otra Guerra Mundial, el Holocausto...): si Gavrilo Princip llega a fallar, Francisco Fernando, que no era un belicista, hubiese evitado la guerra. Sin embargo, Tim Butcher, que ha pasado años investigando la figura de Princip y que ha recorrido Bosnia en busca de sus huellas, tiene una visión muy diferente, no de la chapuza de aquella mañana, pero sí de lo que el asesino representaba. “Encarna el principal cambio que surgió con el siglo XX: la era de los jóvenes, de la gente que no tenía voz y que de repente la tuvo. En aquellos años surgieron los nacionalismos violentos en Irlanda, en Palestina, en lo que sería Yugoslavia. Es una figura que cobra sentido en medio de todas estas fuerzas que estaban estallando entonces”. Enmarca el asesinato de Sarajevo dentro de la lucha de los eslavos del sur por tener un país, que se llamaría Yugoslavia hasta que los mismos nacionalismos lo destruyeron, y dentro de las revoluciones europeas de 1848, la Comuna de París en 1870, la rebelión de los jóvenes turcos en 1908... El asesinato fue una casualidad, pero la guerra era algo que llevaba un siglo forjándose. La primera mañana del siglo XX fue una larga digestión del pasado.FOPLADE- Criterios y opiniones.

El que desata la primera guerra mundial.

“Gavrilo Princip era un joven idealista”


    El archiduque y su esposa, minutos antes del magnicidio en Sarajevo. / AFP
    Nikola Princip entrelaza las manos y fija la mirada. “Yo estoy orgulloso de Gavrilo Princip. ¡Claro! No lo escondo”, dice resuelto. La historia siempre marca sus huellas, pero en este hombre de 78 años son, quizá, algo más profundas. Y las reivindica. Gavrilo Princip, el hombre que segó la vida de Francisco Fernando de Austria y de su esposa Sofía en una esquina de Sarajevo, es su tío abuelo. Hoy, un siglo después del magnicidio que desencadenó la I Guerra Mundial y años de incesantes convulsiones en la región, Princip define a su antecesor como un revolucionario. “Gavrilo tenía 19 años, era un idealista. Ni un héroe ni un terrorista. Buscaba expulsar al ocupante, el imperio austrohúngaro”, incide.
    Durante los últimos meses este serbobosnio ha revisitado esa parte de su legado familiar muchas veces. Los ojos de medio mundo miran estos días hacia la capital bosnia, donde numerosos actos conmemoran el centenario del asesinato que cambiaría el mundo, y Princip, que cobra una escasa pensión de 250 euros al mes con la que viven él y su esposa Nada, trata de obtener su porción del pastel. Pide 200 marcos (100 euros) por una entrevista. “Todos tenemos que comer”, comenta encogiéndose de brazos. Pero, igual que Nada, tiene ganas de hablar con la visita de España y la petición queda olvidada entre las pareces de su pequeño apartamento de Sokolac, en la entidad de mayoría serbia República Srpska, a algo más de una hora de Sarajevo.
    Princip, mecánico, nació en Obljaj (cerca de la frontera con Croacia), a dos pasos de la casa natal de su tío Gavrilo. En 1992 --al inicio de la guerra de los Balcanes-- llegó desde Sarajevo a Sokolac como refugiado, y en el humilde barrio de calles sin asfaltar y de improvisados campos de baloncesto entre la hierba –a dos pasos de uno de los enclaves que sirvió de base a los serbios durante el asedio a Sarajevo--, se ha quedado con Nada, sus dos hijos y, ahora, siete nietos y tres bisnietos.

    Se entristece, pero aparece su nieta Garona, recién casada con apenas 20 años –“qué le vamos a hacer, se ha enamorado”— y le cambia la cara. La joven no conoce Obljaj, tampoco la casa natal de Gavrilo. Su hermano Novak, de 16, sí. Su abuelo le llevó a visitar el edificio, destruido y reconstruido tantas veces como las diferencias de una región convulsa han resucitado –“y utilizado”, dice-- el nombre de su antecesor, que durante la época de Tito era considerado un héroe que luchó contra la ocupación. En la aldea aún viven su hermano, de 82 años, y un primo. Pero la mayoría de los Princip dejaron la zona de Bosansko Grahovo. Algunos, explica Nikola, abandonaron el país durante “la última guerra” y no volvieron.
    “Muchos dicen ahora que Gavrilo era un nacionalista radical serbio. No es cierto, formaba parte de un grupo multiétnico y creía en la diversidad”, apunta Nikola Princip. Habla de Mlada Bosnia (Joven Bosnia), la organización que ideó el atentado contra el archiduque y a la que pertenecía Gavrilo. El antiguo mecánico alisa un par de arrugas inexistentes en el hule verde que cubre la pequeña mesa del comedor y mira a Nada que, en la pequeña cocina, trastea con unos cacharros. Se atusa el bigote canoso y elude hablar de los dos disparos que en 1914 causaron el estallido de la Gran Guerra. En cambio, recuerda los “tiempos buenos”. “Mi madre hablaba mucho Gavrilo, siempre contaba que después de todo se arrepintió por no haber logrado avanzar en su idea de una Yugoslavia interétnica y unida. Lo más cerca que hemos estado fue en época de Tito (Joseph Broz, presidente de Yugoslavia desde el final de la II Guerra Mundial hasta su muerte en 1980). Pero como ves tampoco cuajó”, dice masticando las palabras.
    Otros sí. A 60 kilómeros de Sokolac, en un barrio cercano a la base militar internacional de Sarajevo, Gavrilo Princip dirige un hotel de carretera y una gasolinera. Tiene 60 años, pero salvando la edad y el cabello canoso, sus facciones y sus ojos hundidos, recuerdan al joven que mira desde el cartel conmemorativo que cubre un lado de la esquina del magnicidio, en el otro, Francisco Fernando. Gavrilo, a quien todos llaman Bato, también es sobrino nieto del tirador –que falleció en una cárcel húngara en 1918, a los 23 años—pero se muestra algo hastiado por la expectación mediática que genera su antecesor.
    Bato sacude la cabeza cuando explica que en los últimos seis meses le han preguntado más veces sobre Gavrilo que en toda su vida. “Durante un tiempo, quizá en tiempos de Tito, el apellido Princip podía abrir algunas puertas. Después nada en absoluto. Mira ahora…”, dice. Ahora, la figura de su tío abuelo genera cierta división en Bosnia. Para los serbobosnios, que el viernes inauguraron una estatua en el Este de Sarajevo en su honor, es un héroe; para los bosnios un criminal que llevó a Europa a un conflicto que ha dejado un gran lastre.
    De nuevo en Sokolac, a Goran, el hijo de Nikola Princip, no le apetece hablar de Gavrilo. Alto --casi dos metros--, con el cabello muy corto, camisa blanca y traje oscuro, comenta que tiene un negocio, que se gana la vida de cara al público, y que no conviene. “Yo no hablo de la historia. La gente mayor puede contar lo que quiera”, dice. Pero para su padre, al que parece que ha reñido cariñosamente por ahondar tanto en el pasado, su legado es importante. “No me gusta que estemos volviendo atrás, utilizando la figura de Gavrilo, pero la historia nunca la escriben los que perdieron. Aunque ahora quieran corregir la historia, o maquillarla, pasó lo que pasó”, dice el sobrino-nieto del magnicida.FOPLADE- Criterios y opiniones.

    Eduard Limonov

    EDUARD LIMÓNOV | ESCRITOR Y POLÍTICO OPOSITOR RUSO

    “Ucrania debería haber sido generosa y haber devuelto lo que se le dio”

    Nacido en Rusia y criado en Járkov, hoy Ucrania, ha participado en muchas guerras europeas


    Limónov sale del Supremo ruso, en diciembre de 2011. /DENIS SINYAKOV (REUTERS)
    Eduard Limónov, hasta hace poco conocido por solo un pequeño círculo en Occidente, es hoy un personaje famoso gracias al libro Limónov (Anagrama) que le ha dedicado Emmanuel Carrère. Nacido en Rusia en 1943 con el nombre de Eduard Savenko y criado en Járkov, hoy Ucrania, Limónov es un escritor y político, que pasó una parte importante de su vida en Estados Unidos y Francia. Regresó a Moscú una vez desaparecida la URSS.
    Curiosamente, el emigrado soviético no volvió para unirse a los sepultureros del comunismo, sino para engrosar el bando antirreformista. Savenko se transformó en Limónov, ácido como el cítrico y explosivo como una granada (limonka en el argot ruso). En 1993, fundó el Partido Nacional-Bolchevique, hoy prohibido, pero que sigue funcionando bajo el nombre de La Otra Rusia.
    Delgado, de gafas, perilla y bigotes, no da la impresión de ser lo que es: un duro, un hombre de acción, que ha participado en las guerras yugoslavas apoyando a los serbios, en la de Abjazia contra los georgianos, en el Transdniéster del lado de los rusohablantes. Recibe a EL PAÍS en su apartamento del centro de Moscú, mientras afirma que cuenta con destacamentos que combaten en el este de Ucrania.
    Pregunta. Rusia vuelve ahora a dominar Crimea
    Respuesta. ¡Por fin! Hace 23 años que dije que Crimea era tierra rusa, poblada por rusos. Kiev heredó de la Ucrania soviética mucho territorio que no le pertenecía, que se le había incluido por comodidad administrativa, como Crimea o la provincia de Járkov. Allí viví mis primeros veintitantos años y la conozco bien: podías pasear durante días sin oír el ucranio. Trescientos años formó parte de Rusia. Lo mismo puede decirse de Donbás, en cuyas minas de carbón trabajan desde siempre rusos. Ucrania, en 1991, cuando recibió esta herencia, debería haber hecho un acto de generosidad y haber devuelto todo. Lo mismo ha sucedido con Georgia, que se fue con una herencia que incluía Abjazia, Adzharia y Osetia del Sur. Crearon sus pequeños imperios y se resisten a entregar lo que no les pertenece. Pero la dote hay que devolverla.
    P. ¿Quiere usted decir que Rusia debe recuperar su antiguo imperio?
    R. Mi posición es clara: Crimea y la zona de Donbás son tierras rusas. Así lo creemos y así es.
    P. ¿Cómo ve usted la situación en el sureste de Ucrania?
    R. Allí viven rusos y ucranios, pero estos ucranios no son como los que habitan el oeste del país. Las primeras regiones ucranias occidentales fueron incorporadas solo en 1939 y las últimas en 1945. O sea, ellos no han vivido toda su historia con nosotros, vivieron con el Imperio Austrohúngaro, con Polonia. Es de esas regiones que ha llegado la ideología que domina en Kiev y que venció en el Euromaidán. Desde 1991 hasta el 2014 los primeros ministros ucranios han sido todos unos estafadores, todos mercanchifles y truhanes. Donbás y Járkov los soportaron, pero cuando llegaron al poder los gamberros del Euromaidán, cuando los vieron esos brazaletes y sus bates de béisbol, su agresividad, la gente del este de Ucrania se asustó.
    P. ¿Qué le parece la posición del Kremlin frente al este de Ucrania?
    RLo que sucedió en Kiev el 22 de febrero fue algo inesperado para todos, incluso para el Kremlin. Crimea reaccionó rápidamente, la gente quería ser parte de Rusia y en cuanto se les presentó la oportunidad se organizaron y celebraron el referéndum. Putin en realidad no quería nada de esto; lo arrinconaron, no le quedó otra salida.
    P. ¿Qué futuro le espera a la oposición? El poco espacio que tenía parece haberlo perdido.
    R. Totalmente de acuerdo. Mi análisis no me gusta: los liberales perdieron el poder en 2003 cuando se vieron sin representación parlamentaria, y en estos 10 años se han ganado el odio general. Ellos mismos se han sepultado, aunque en sus filas haya intelectuales, tengan medios de comunicación. Poseían mucha fuerza, pero lo han dilapidado todo, todo lo hicieron mal. En 2011, cuando sacaban a la calle a 100.000 personas, en lugar de dictar las condiciones al régimen, firmaron acuerdos con él.
    P. ¿Y la izquierda?
    R. Cual elefante, el rincón izquierdo lo ocupa el Partido Comunista, organización muy dañina que se apropió del lugar de los comunistas cuando no lo son, son unos impostores. Como resultado, los otros partidos pequeños de izquierda están condenados a llevar una vida lastimera.
    P. ¿No hay futuro, entonces?
    R. Una posibilidad es que la libertad nos llegue del este de Ucrania, de la Ucrania sublevada. Y nosotros tenemos esperanzas de convertirnos en un partido de masas, hace ya mucho que existimos como organización, pero bajo este estado policiaco no lo hemos conseguido. Esperamos lograrlo con el lema de «Requisar y dividir», nacionalizar las fortunas de los oligarcas -y a ellos expulsarlos-, los recursos naturales.
    P. ¿Qué le espera a Putin?
    R. Si estamos de acuerdo en que la oposición pasa por malos tiempos, podemos concluir que a Putin le espera un futuro esplendoroso.
    P. ¿Está de acuerdo con lo que escribe Carrère sobre usted?
    R. ¿Sabe?, estoy contento de que ese libro haya aparecido, es un reconocimiento enorme, ha sido traducido a una veintena de idiomas. Me he negado a criticarlo, porque ha creado un mito sobre mi persona; lo que hizo Carrère es mejor que haber recibido el Nobel, es como lo que sucede con un escritor que ha muerto 20 años atrás y de pronto lo redescubren. El éxito ha sido fantástico, solo en Francia se han vendido más de 600.000 ejemplares del libro dedicado a mí, esto es muy bueno para mí. Como cualquier otra persona, escritor y político, aspiro a ser conocido. Carrère ha ganado mucho dinero, e incluso yo recibí algo por una película que piensa rodar Saverio Costanzo, que en Cannes compró los derechos del libro. El productor es muy conocido, el mismo de Bertolucci, así es que espero que la sea buena, aunque, por supuesto, no seré yo el retratado allí, sino el mito que se ha creado, pero entiendo perfectamente que esto es bueno para mí.FOPLADE- Criterios y opiniones.

    giovedì 5 giugno 2014

    Ángeles

    FOPLADE-
    Autor: P. Daniel Gagnon, OMI | Fuente: Mercaba.org
    Los ángeles y las mentiras de la Nueva Era
    Como católico creo firmemente en la existencia de los ángeles. Creo que es bueno orarles para que nos ayuden. Lo que la Iglesia advierte es que no hagamos demasiada especulación en cuanto a ellos.
     
    Los ángeles y las mentiras de la Nueva Era
    Los ángeles y las mentiras de la Nueva Era
    No se requiere mucho esfuerzo para darse cuenta que los ángeles están “muy de moda” hoy día. Los vemos mencionados en la música, el cine (“Tan lejos, tan cerca” y “Michael”), en series de televisión (“Camino al cielo”) y exposiciones artísticas que se especializan en ellos (p.e. Vicky Nigri cuyo ángel favorito es “Uriel” (nombre que no está en la Biblia).

    Existen clubes de personas interesadas en compartir sus experiencias con ángeles y como comunicarse con ellos. Se pueden comprar en las tiendas de los “Malls”, por el correo y aun por el Internet todo tipo de adornos angelicales y hasta altares completos para su casa. En los puestos de periódicos y librerías encontramos muchos artículos sobre los ángeles en las revistas de la N.A.

    En algunos países hay revistas especializadas sobre ellos. Hasta se puede conseguir catálogos de venta por correo de cosas de ángeles. Hay muchos centros de información que se especializan en este fenómeno.

    Cada vez más escuchamos testimonios por radio y televisión de personas que han recibido visitas y mensajes de ángeles, y/o experimentado milagros, y hasta han sido salvados por ellos.

    La Biblia

    Antes de ofrecer nuestra reflexión sobre la enseñanza de la New Age en cuanto a los ángeles necesitamos saber qué es lo que dice la Biblia de ellos.

    Encontramos la palabra “ángel” en 24 libros de la Biblia: 148 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el nuevo, sin contar con otras maneras de hablar de ellos. Viene de la palabra griega: angelos, es decir “mensajero”. En al A.T. la palabra es Malak que probablemente significa “delgado” ó “embajador”.

    Antiguo Testamento

    En todas sus formas el Antiguo Testamento menciona a los ángeles más de trescientas veces y son llamados generalmente: Bene Elohim “hijos de Dios”, “ejercito del Señor”, “estrella de la mañana”, “querubines”, “varones”, “príncipes”, etc. Para el tiempo del Nuevo Testamento llegaron a ser llamados más como comúnmente como ángeles.

    En el Antiguo Testamento la corte celestial de Dios fue entendida semejante a la corte de un rey en la tierra. Así estos “Concilios Divinos” fueron vistos por los profetas como Jeremías. También ver 1 Re 22,19-23.

    En el A.T. “El Ángel del Señor” (Ángel de Yahvé) actuaba en forma a veces tan poderosa que se identifica con el mismo Dios. Hablar con el era hablar con Dios mismo, no siempre se distingue. (Ver Gen 16, 7 y 13; Ex 3,2-6)

    La Biblia habla de diferentes tipos de ángeles: los querubines son los que sostienen el trono de Dios o guardan la entrada del Edén, los serafines, con sus seis alas, cantan la gloria de Dios (Sal 80,20; Is 6,2; Ez 10,1).

    Los ángeles juegan diversos papeles: anuncian la destrucción de los enemigos de Dios, protegen al pueblo de Dios (Ex 14,19-20), e intervienen para dirigir la vida o las acciones de una persona (a Abrahám que vuelva a Sara, Gen 16,9). Ellos castigan (Gen 19,11) y perdonan pecados (Ex 23,21-21).

    El Nuevo Testamento

    En el N.T. también los ángeles desempeñan varias obras para Dios. Ellos aparecen y llevan mensajes a Zacarías, a María, a los pastores en Noche Buena y a José en el sueño. Anuncian la resurrección y explican la Ascensión de Jesús.

    El N.T. les muestra alabando al Señor (Lc 2,13-14, Ap 5,8-14), pidiendo a Dios por nosotros (Ap 5,8; 8,3-4), atendiendo a Jesús y a los cristianos (Heb 1,14, Mt 4,6 y 11) y celebrando el arrepentimiento de un pecador (Lc 15,10). Los ángeles intervienen para rescatar a los apóstoles (Hch 5,19-20; 12,6-11), guían a Felipe (Hch 8,26), dice a Cornelio que busque a Pedro (Hch 10-11), informan a Pablo que llegara ala corte del Cesar (Hch 27,23-24), etc. Aparentemente no se casan (Lc 20,35-36).

    Acompañaran a Cristo en su segunda venida (Mc 8,38; Mt 16,27; 2 Tes 1,7). Participaran en los acontecimientos apocalípticos del fin del mundo (Mt 13, 41-42) en el juicio final (Mt 24,31; 25,31).

    Su adoración es estrictamente prohibida. Los ángeles se hacen visibles para confirmar su existencia y para demostrar que son servidores de Dios y aliados nuestros cuando hacemos la voluntad de Dios. Ellos vienen para ayudarnos, y cooperan con Dios en nuestra salvación están en la presencia de Dios, listos siempre para servirle: “oran, adoran, vigilan, cantan y alaban a Dios y pregonan sus perfecciones. Son, pues, mediadores, custodios, protectores, y ministros de la justicia divina”.

    Los que llevan nombre

    Gabriel, Miguel, Rafael

    Gabriel: su nombre quiere decir “Fortaleza de Dios” (Dios es mi guerrero, héroe, Dn 8, 16, 9,21). Gabriel ayuda al profeta Daniel a entender la última revelación dada por Dios a Israel. Ayuda también a jeremías (25,11-12; 29,10) a entender que la revelación de la “caída” de babilonia en 70 años trata sobre todo de la venida del reino de Dios después de 70 más 7 años. Es Gabriel que aparece a Zacarías y a María.

    Miguel: significa “Quien como Dios” y es mencionado en varios lugares del Antiguo y Nuevo Testamento: Dn 10,13 y 21; 12, 1; Jud 9; Ap 12,7. El protege y defiende a Israel y Miguel en luchar contra el dragón (=Satanás) en Ap 12,9 donde defiende al nuevo Israel: “La Iglesia de Cristo”. En judas 9 es llamado arcángel.

    Rafael: quiere decir “Medicina de Dios” (Dios sana), y encontramos a el en el libro de Tobías (5,4; 5). Como su nombre indica, Rafael restaura la vista de Tobías, protege a Tobías en su viaje y le ayuda a encontrar su futura esposa.

    La Biblia también habla de los ángeles de la Guarda. Deuteronomio 32, 8 dice que Dios asigna un ángel para cada país. Ellos guardan a los individuos (Mt 18,10) y a comunidades enteras (Ap 1-3). (Ver Ex 23,23; Sal 91,11; Tob 5, y 12,12)

    Los ángeles de la guarda están constantemente a nuestro lado, no se separan de nosotros ni un momento, aun cuando estamos durmiendo; y no nos ayuden solo cuando los necesitamos si no siempre están para protegernos. Para que nuestra relación con nuestro ángel de la guarda sea mas intima debemos tratarlo, llamarle, hablar con el, y debemos agradecer a Dios por este compañero y protector que es una manifestación de su divina providencia. Como aconsejo el Papa Juan XXIII, recordar que tenemos un ángel que nos quiere y nos protege debe darnos mucha alegría (9 de agosto de 1961).

    Cristo es su creador

    En el judaísmo antiguo había mucha especulación en cuanto a los ángeles y demasiada preocupación con ellos. Algunos los adoraban.

    Para los cristianos, el intermediario entre Dios y nosotros no son ángeles si no Cristo mismo. Es sobre el que los ángeles ascienden y descienden (Jn 1,51). Los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador (Lc 2,8-14). No son el Salvador.

    Los cristianos disminuyeron la cantidad de especulación y enfoque. Dijimos que el N.T. prohíbe su adoración (Ap 19, 10, 22,8-9, Col 2,18). San pablo nos hace recordar que son solamente criaturas (Col 1,16) y que Cristo es el centro de nuestra fe. El esta encima de ellos (Heb 1,4-6; Ef 1,21). Los ángeles le adoran a él (Heb 1.6, Ef 1,22-23).

    La doctrina de la Iglesia enseña que los ángeles son criaturas invisibles, personas finitas que no se ajustan al ámbito de los sentidos. Son espíritus dotados de inteligencia y voluntad en estado puro que relacionan con el mundo material. Por su naturaleza, los ángeles son superiores a todas las demás criaturas, incluso los hombres, y poseen un intelecto, voluntad y poder superior (2 Ped 2,12). Entienden las cosas de manera completamente distinta a los hombres. Sin sus limitaciones materiales que los hombres tienen, ellos captan la verdad total y completa de un asunto, viendo su principio, y todas las consecuencias y aspectos al mismo tiempo. A pesar de esto no son omnipotentes como lo es Dios. Su poder y conocimiento tienen limites (ver Dan 10,13; Mt 24,36; 1 Ped 1,12).

    En cuanto a su naturaleza, los ángeles son espíritus, son llamados “ángeles” por su FUNCIÓN. No son iguales a los espíritus de los difuntos (los santos). Ellos anteriormente eran hombres de carne y hueso. Al contrario, un ángel jamás fue un hombre.

    Quizás sea difícil imaginar tal ser sin un cuerpo. Por eso los representamos como estatuas por que nosotros somos encarnados y nuestra imaginación se basa en cosas materiales.

    ¿Cuantos ángeles son?

    En los evangelios se habla de miríadas y miríadas, pero sin número exacto. Como dijimos, es dogma de fe que los ángeles existen y que algunos protejan a naciones y a grupos.

    Distintos autores de la Iglesia han hablado de los “coros angelicales” (las jerarquías) mencionados en la Biblia, pero sin que se puedan señalar las diferencias entre unos y otros. El primero que catalogo estas jerarquías era (pseudo) Dionisio Areopagita (del siglo V).

    Además de los “ángeles” y “Arcángeles” ya mencionados, encontramos:

    “Serafines”, los que arden con el amor (Is 6,2-6) y guardan la entrada al paraíso (Gen 3,24).

    “Querubines”, la figuras que Dios manda adornar el arca (Ex 25,18) y el templo de salomón (1 Rey 6,29-39).

    “Virtudes”, Rom 8,38; 1 Co 15,24

    “Potestades”, 1Cor 15,24; Ef 1,21

    “Principados”, Rom 8,38; 1 Co 15,24

    “Dominaciones”, Ef 1,21; Col 1,16.

    “Tronos”, Col 1,16.

    La Iglesia no ha definido exactamente en cuanto a las teorías sobre la jerarquía, es decir no es dogma de fe saber el orden de ellas ni cual ángel está en una jerarquía más “alta”, o cual es su función exactamente.

    La "New Age"

    La New Age (Nueva Era) ofrece una angelología radicalmente diferente ala doctrina Bíblica Católica. Vemos esto claramente cuando salió a la venta en mayo de 1996 el primer tomo de Los grandes temas del Esoterismo llamado: “los ángeles, hijos de Dios y hermanos del hombre”. Para el cristiano, no hay nada tan distinto, tan opuesto a su fe que el esoterismo mezclado con los ángeles de Dios. Otro ejemplo típico, esta en el libro “ángeles” del ya fallecido teósofo C. W. Leadbeater donde promueve la creencia en los ángeles, y a la vez la reencarnación y viajes fuera del cuerpo.

    A continuación unos ejemplos de cómo algunos autores de la New Age presentan a los ángeles (resaltemos de antemano que todas las teorías presentadas en estos ejemplos son totalmente erráneas y anti cristianas).
    El ángel de la guarda al que se refieren las religiones es la propia chispa de luz que cada hombre lleva consigo y que debe guiarle siempre en su vida. Cada persona tiene un gran ángel interior y comunicarse con el es comunicarse consigo mismo, con sus posibilidades y sus deseos de crecer espiritualmente. Ese ángel interior CRECERÁ mientras busquemos expandir nuestra conciencia… “(Leonor Alazraki en Jarque y Rivas, p. 98 Énfasis mío). Ella distingue entre ángeles interiores y los mensajeros exteriores de Dios.

    La New Age es casi politeísta en su entendimiento de ellos: Dice Jarque y Rivas (apéndice dos) que los ángeles no solamente tiene países bajo su protección si no que también ciertos ángeles se encargan de los meses (p.e Gabriel es Enero, “Barchiel”, Febrero, “Uriel” es Septiembre) días de la semana (Gabriel es lunes, Miguel es Miércoles), y aun ¡los doce signos del Zodiaco (Tauro es “Amodel”, Libra es “Uriel” y Acuario es “Gabriel”)!

    “Los ángeles atraen la suerte, dan suerte, son la suerte. Nadie que este rodeado de ángeles podrá tener mala suerte…” (Cruz, p.10).

    Otros autores dicen que los ángeles son como extraterrestres (ovnis) (ver Genn williston “UFO’s and Ángels”). En la revista “Angel times” (Tiempos de Ángeles, aug/sep, 1996) el autor Michele Gold (“Ángels of the Sea”) escribe que “las delfinas y las ballenas son ángeles del mar”. Su gurú dice que las delfinas nos están enseñando el amor sin condiciones.
    Métodos anticristianos para establecer comunicación con los ángeles

    Comunicarse con los ángeles es parte del fenómeno de la Nueva Era Si uno necesita consejo sobre algo en la vida, ¿Por qué no preguntar a tu ángel de la guarda? ¿Quién te conoce mejor?

    H.C. Moolenburgh, un médico holandés, dice que podemos comunicarnos con los ángeles a través del autocontrol y la meditación además del sueño y la oración. Los autores dicen que tenemos que orar con la actitud de que lo que pedimos es un hecho ya.

    Para la New Age, la persona vacía la mente para conseguir una conciencia alterada, un estado como de trance para “comunicarse” con un ángel. Hasta se puede repetir la palabra “ángel” como mantra para este fin. La médium-canalizadora (“channeler” en ingles), pata Rodegast ha estado recibiendo mensajes de “un ángel” llamado Emmanuel desde que ella comenzó a practicar la Meditación Trascendental de Maharishi hace más de treinta años. “Emmanuel” enseña la reencarnación. Se supone que anteriormente era un hombre “muy rico” que se evoluciono a un ángel en el año 1500 D.C. “yo soy tú, sin tu miedo” dice Emmanuel… Es monismo.

    Otra manera de ponerse en contacto con los ángeles -según la Nueva Era- es por la visualización (o la imaginación guiada). En esta la persona imagina algo para que le ayude a alternar la conciencia por ejemplo: “En ojo de la mente imagina una calle. Imagínate caminando por ella. Llegas a un lugar de mucha paz y tranquilidad. Allí están los ángeles. Una vez que has llegado allá saluda a los espíritus”.

    (Insistimos todas estas teorías son totalmente anticristianas. los cristianos sabemos que el único medio de comunicación con los ángeles es la oración)

    Los Falsos Cristales Angelicales

    Según la Nueva Era también se pueden utilizar cristales y gemas para comunicarse con los ángeles. Existe lo que la New Age llama “cristales querúbicos”. Son cristales que uno activa durante la meditación y luego son “cargados” de energía por los mismos ángeles. Uno toma el cristal en ambas manos, pide en voz alta para que el poder y la sabiduría de los querubines pase por uno y llegue al cristal para que este pueda ser cargado por las vibraciones de los querubines. Tiene su poder. Catalina Tapia habla de utilizar piedras de estaño y cobre para invocar a los “Ángeles Mágicos” que son “Dagiel, Abriel, Uriel, Verechiel y Uriel”.

    Se puede ser contacto con los ángeles por medio de coordinar los colores de la ropa. Por ejemplo a los ángeles de la guarda les gustan los colores de tinta rosa, a los ángeles de sanación les gusta azules fuertes, a los serafines les gusta el rojo. Al arcángel Miguel le gusta los verdes, oro y rosa, y a Gabriel los colores cafés y beige. Para atraerlos hay que vestirse según su color favorito.

    Otra manera de comunicarse con los ángeles es escribiéndoles cartas. Se comienza la carta saludando a un ángel de la guarda, y luego se deja que las palabras “salgan” por si misma. Y si quieres que los ángeles te escriban, toma una pluma o el teclado de la computadora y “rinde tu mente al mundo angélico”, dejando las palabras fluir por si mismo. (Con tal de que tu mente sea pura). Es un tipo de escritura automática común en el espiritismo especialmente.

    La creencia de la N.A. es que todos los Ángeles son suaves. Pero la Biblia dice que esto no es verdad. Según la Biblia existe dos formas en el cual aparecen los ángeles: Vienen como seres gloriosos como los que se les aparecieron a los pastores en Noche buena y más como los que se aparecieron a Isaías (Cap. 6). También aparecen como seres humanos (Gn 18). Pero para la N.A. los ángeles aparecen como intuiciones, luces encima del agua, en nubes, en el arco-iris, y hasta en aves, cuando uno esta leyendo un libro y una brisa hace voltear la página para que los ojos se concentren en una frase. Pueden comunicarse por medio de palabras de una canción por la radio. En fin son todas experiencias subjetivas.

    La Biblia nos recuerda que no todas las experiencias con los ángeles son verdaderas. Pablo dice que el diablo se disfraza como ángel de luz (2 Cor 11,14).

    Y a Timoteo escribió que: El espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartaran de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que viene de los demonios (1 Tim 4,1).

    La misma autora esotérica, Catalina Tapia advierte: “Antes de trabajar con seres de luz, ángeles y entidades Superiores, debemos tomar conciencia de que es abrir nuestro corazón… debemos saber cuales son los riesgos y por que crisis espirituales podemos atravesar y que obstáculos se nos van a presentar antes de poder contactar a esas entidades luminosas” (p. 38. Énfasis mío).

    Conclusión

    Yo, como católico creo firmemente en la existencia de los ángeles. Creo que es bueno orarles para que nos ayuden. Jesús mismo fue servido por ellos en el desierto (Mt 4,11) y en su agonía (Lc 22,43). Lo que la Iglesia advierte es que no hagamos demasiada especulación en cuanto a ellos. Basta por ejemplo con que nuestro ángel de la guarda nos haga recordar la Providencia de Dios que nos cuida aun mucho más que a las aves del cielo (Mt 6,26). Y, por supuesto jamás puede el cristiano creer, y aun menos practicar el esoterismo.

    Dios creo a los ángeles para hacer su voluntad. Quizá no actúan en manera tan espectacular como en la Biblia pero siguen haciendo su voluntad. Dios nos quiere proteger por medio de nuestro ángel de la guarda y nos defiende del mal por la oración a San Miguel Arcángel. Le damos gracias por habernos dado estos hermanos espirituales para ayudarnos a llegar con ellos al cielo y, así gozar eternamente en la presencia del Padre.
     
     Criterios y opiniones.

    Angeles

    FOPLADE-  Ángeles custodios



    ¿Quiénes son los ángeles custodios?
    Nuestros Guardaespaldas Celestiales


    Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”. 

    En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
    En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.

    La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

    Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda. 

    Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
    También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
    El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

    Cuida tu fe

    Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

    Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios. 







    : P. Daniel Gagnon, OMI  Criterios y opiniones.

    martedì 3 giugno 2014

    Kibutz

    FOPLADE- Regreso a los kibutz

    Los kibutz israelíes reviven a fuerza de relajar la socialización

    Fue uno de los movimientos comunales más importantes de la historia y encandiló a los años sesenta

    Visitamos varios de ellos, donde viven hoy 143.000 personas


    Jardín comunitario de Afikim, kibutz en el valle del Jordán que en el último año ha acogido a 100 nuevas familias. / ALFREDO CÁLIZ
    Hoy es el gran día para Inbal y Dori. Llevan dos años esperando este momento. El kibutz Gal-on decidirá esta tarde en asamblea si acepta a esta joven pareja israelí como miembros. Habrá una votación y, si todo va bien, Inbal y Dori se convertirán en una de las miles de parejas culpables de la resurrección del colectivismo en Israel.
    Los cientos de kibutz que encandilaron a la progresía de medio mundo durante los primeros años de existencia de Israel cuelgan ahora el cartel de completo. Con 143.000 miembros, los kibutz no habían tenido nunca antes tantos pobladores en sus 102 años de vida. Hoy los jóvenes quieren sentir el contacto con la naturaleza y el calor de la vida en comunidad. Pero sobre todo vuelven porque el 75% de los kibutz han cambiado a golpe de asamblea la forma de organizarse. Los miembros aún comparten mucho –comedor, coche, escuela, sistema de pensiones…–, pero ya no tanto como antes. El individuo ha ganado terreno al grupo. Se han modernizado y adaptado a las exigencias de una sociedad más individualista, dicen unos. Se han descafeinado hasta casi perder su razón de ser, piensan otros. Lo cierto es que han cambiado y que ese cambio ha seducido a miles de israelíes, a los que la colectivización total asfixiaba. Tras décadas de declive, aquellos experimentos sociales que sorprendieron al mundo florecen de nuevo.
    La joven pareja de Gal-on superó el test psicotécnico, el económico y la entrevista hace meses. Ahora forman parte de las 35 familias preseleccionadas que esperan una decisión final. A pesar de la trascendencia del momento, Dori dice que no está demasiado nervioso. Cuando le tocó salir al escenario a exponer los motivos por los que pedía el ingreso hace dos días ante el pleno de la comunidad, lo hizo casi a pelo, improvisó. Porque al fin y al cabo, él nació en este kibutz. Y aquí, en este vergel próximo a la depauperada franja de Gaza, casi todo el mundo lo conoce.
    Saben que creció en la casa de niños del kibutz, donde las madres dejaban a sus bebés a los tres días de parir y donde los cuidadores criaban a todos los niños del kibutz por turnos durante las noches. Por las tardes eran los padres los que se ocupaban de sus hijos. Los recuerdos de la infancia de Dori, como los de muchos niños del kibutz, son memorias de una niñez feliz. “A mí me encantaba. Podía enredar y jugar toda la noche. Si teníamos algún problema, había un interfono para llamar a los cuidadores”. Crecieron niños independientes, muy capaces de relacionarse con su entorno, aseguran los defensores del modelo.
    La primera reforma la lideraron madres que se negaban a abandonar
    a sus hijos por la noche
    Pero la crianza colectiva fue precisamente la primera gran reforma del kibutz. La lideraron algunas madres que se negaron a abandonar a sus hijos por las noches. Con los años han aflorado multitud de trau­­mas infantiles. Los niños diferentes –el gordo, el feo, el lento, el sensible– cuentan, ya de mayores, que sufrían más de la cuenta sin tener al lado a unos padres que les ayudaran a amortiguar los golpes propios de la crueldad infantil. A Inbal, la otra aspirante a Gal-on, como a muchos otros israelíes, la idea de colectivizar hasta los hijos le espanta.
    Las casas de niños ya no funcionan en ningún kibutz de Israel. Cada chaval duerme en casa con sus padres. El día lo pasan en la escuela infantil y jugando con los amigos entre el verdor de estos minipoblados, en los que no entran los coches. Los niños corretean y van de una casa a otra, sin que ninguna valla les corte el paso. Porque el kibutz es un lugar común. Lo dicen los estatutos y lo demuestra la arquitectura de estas comunidades repartidas por todo el país y que a simple vista podrían parecer una urbanización española con vecinos muy bien avenidos. Un paseo por el interior de cualquier kibutz enseguida desvela que esto es otra cosa.
    A las nueve de la mañana es hora punta en el comedor comunal de Ein Hashofet, en el norte del país, en la Galilea. Huevos cocidos, aceitunas, arenques ahumados y una bonita cristalera por la que entra el sol y a través de la cual se puede ver a los alumnos del colegio. Decenas de hombres y mujeres de todas las edades llenan sus bandejas con un opíparo desayuno propio de un bufé de hotel de lujo. Aquí esto es el pan nuestro de cada día. Comida subvencionada a precio de saldo, a cuenta del fondo común.
    Los 480 miembros depositan su salario en la caja comunal. A cambio reciben una paga mensual para sus gastos. La cuantía de la paga depende del tamaño de la familia. El kibutz se encarga del resto. Salud, escuela, universidad –que aquí consideran “una necesidad básica en la vida”–, pensiones para los mayores y cultura, entre una infinidad de servicios. Hay un lema que preside todo el invento y que resume muy bien la filosofía sobre la que se asienta el kibutz: “Todo el mundo pone lo que puede y recibe lo que necesita”.
    Inbal Shapira y Dori Shapira, casados y con dos hijos, llevan cinco años viviendo de alquiler en Gal-on; ahora aspiran a ingresar en la comunidad. / ALFREDO CÁLIZ
    Tienen un pub, un auditorio, un pequeño museo, una piscina, un dentista gratuito, un diario interno que da cuenta de nacimientos, muertes y otros eventos, y hasta un minizoo en el que cada niño adopta y da nombre a uno de los animales. Compran además bienes y servicios en bloque al mundo exterior, lo que les permite beneficiarse de ofertas como, por ejemplo, en teléfonos móviles.
    Así se han organizado en Ein Hashofet cuatro generaciones durante 75 años. Desde que a finales de los años treinta, judíos polacos y estadounidenses recalaran en este pedazo de territorio. Las fotos de la época muestran un terreno baldío. En las imágenes algo posteriores se ven ya las pequeñas viviendas unifamiliares. Diminutas, porque no había lugar ni para niños ni para lavadoras ni para casi nada. Apenas una cama de matrimonio y poco más. El resto: baños, duchas, casas de niños, cocinas… todo era común. Con los años, las casas se fueron ampliando y ahora son pequeños chalés con todo tipo de comodidades.
    “Con la llamada privatización, 190 kibutz han dejado de compartir bastantes cosas”
    Hoy, el 25% de los ingresos de Ein Hashofet proceden de la agricultura –aguacates, pollos, vacas– y el resto viene de la producción industrial. Elaboran un componente de las luces de neón y piezas de automóviles. La fábrica de helados y quesos da salida a parte de la producción láctea. Allí, un empleado masajea las cervicales de una compañera junto a las máquinas. El ambiente laboral es a todas luces muy relajado. Eitzik Shafran, uno de los miembros, explica que funcionan con todo tipo de ajustes laborales. Los jubilados, por ejemplo, pueden trabajar a tiempo parcial, si quieren, para seguir contribuyendo a la comunidad.
    La aparente prosperidad esconde, sin embargo, importantes dificultades económicas. El azar, el destino y, sobre todo, la decisión de los padres fundadores quisieron que Ein Hashofet firmara sus contratos de distribución de piezas para automóviles con la General Motors (GM) estadounidense. Miguel Zarkus, el secretario general del kibutz, explica que “cuando GM entró en crisis, la producción en Ein Hashofet se paró”. Luego cambiaron las leyes ambientales y también perdieron el dominio del mercado de los componentes de las lámpa­­ras. Después llegó la crisis financiera global. “Empezaron los miedos. Antes nadie dudaba del sistema colectivo. Ahora ya hay gente que se plantea la privatización del kibutz. Cuando las familias tienen miedo, impera el sálvese quien pueda. El modelo comunitario es mucho más fácil cuando las cuentas están saneadas”, sostiene Zarkus, con barba cana y aire sesentayochero.
    “El modelo comunitario es mucho más fácil con cuentas saneadas”
    Ein Hashofet es uno de los 64 kibutz tradicionalistas que quedan en Israel. Uno de los que no han optado por la llamada privatización, por la que hasta 190 kibutz han dejado de compartir bastantes cosas, pero en los que todavía hay un fondo común para casos de enfermedades graves, jubilaciones, desempleo y otras necesidades acuciantes. Lo llaman privatización, pero en realidad casi lo único que no es común son los salarios. Operan bajo el principio de la responsabilidad mutua. Cuando un miembro flaquea, la comunidad sale al rescate. En los privatizados hay coches comunes, y multitud de decisiones todavía se votan en asamblea. La diferencia con los tradicionalistas es que el sueldo se lo guarda cada uno y lo gasta como quiere, salvo la cuota que se paga a la comunidad. Ese ha sido el gran cambio, el gran atentado a la premisa igualitaria del universo kibutz.
    Ese es además el gran debate que la mayoría de los kibutz en Israel ha mantenido durante años y que ahora aterriza en Ein Hashofet: el de cómo competir en una economía globalizada y, sobre todo, el de cuánto compartir cuando vienen las vacas flacas. De momento, la mitad de los miembros están a favor de la mal llamada privatización, y la otra mitad, en contra. El tiempo dirá. Mientras, han plantado olivos y naranjos y empiezan a probar suerte con la energía solar.
    Las privatizaciones son procesos largos que pueden durar seis u ocho años y en los que, votación tras votación, la comunidad se reinventa a sí misma. Shlomo Getz, profesor de la Universidad de Haifa y conocido como el gran experto en el colectivismo israelí, explica cómo nació la necesidad del cambio: “Algunos empezaron a envidiar la capacidad de consumo de los que no vivían en los kibutz. Veían cómo compraban coches, viajaban al extranjero… Luego estaba lo que llamamos problema de los aprovechados. No todo el mundo trabajaba igual, pero todos cobraban lo mismo y recibían lo que necesitaban. Igual solo había un 5% de aprovechados, pero muchos miembros tenían la sensación de ser los únicos que de verdad trabajaban y de que los demás se aprovechaban de ellos”.
    Así, poco a poco, el 75% de los kibutz mudó de piel. Decidió seguir compartiendo, pero menos. Ese cambio, según los entendidos, ha favorecido la llegada en masa de nuevos miembros. “La gente vuelve porque la apertura [privatización] de los kibutz ha hecho posible que los jóvenes vivan en una comunidad, pero a la vez sean dueños de sus actos y de sus salarios. Que dependan menos unos de otros. Los kibutz son además un reducto de tranquilidad donde la gente vive con las puertas abiertas”, explica Marc Levy, director general del Movimiento del Kibutz, la federación de comunidades, en su sede en Tel Aviv.
    La gran vuelta al kibutz de los últimos dos o tres años se produce después de un par de décadas de crisis profunda. En los años ochenta, los kibutz se encontraron con un nivel de endeudamiento desorbitado. Además, respondían solidariamente los unos de los otros, lo que supuso un problema añadido. La principal culpable de la crisis del modelo colectivo fue la gran inflación israelí de aquellos años. El paso de la casa de niños a la de los padres fue otro de los factores definitivos. Las familias se embarcaron en grandes inversiones para ampliar sus viviendas en un momento económicamente inoportuno. A la vez, las empresas propiedad de los kibutz empezaban a quedarse atrás, a ser incapaces de competir. Cuentan los miembros de las comunidades que se dieron cuenta de que para triunfar en la economía moderna había que especializarse, que no todos los miembros del kibutz servían para todo. Que el maestro o el que ordeñaba las vacas no podía convertirse en el gerente de la fábrica de un día para otro.
    Coincidió además con un momento en el que el paternalismo estatal de los primeros años de vida de Israel empezaba a diluirse con un salto a la economía capitalista, que en algunos sectores se produjo a velocidad de vértigo. “Los kibutz empezaron a vaciarse”, relata Getz. “Las deudas eran de los kibutz, no de los individuos, y mucha gente simplemente se fue. Entonces surgió la necesidad de replantearse el sistema”, cuenta en el porche de su casa Gadot, en el norte, junto a Líbano.
    “Ha empezado a llegar sangre nueva. la lista de espera para entrar es de al menos un año”
    La crisis forzó un gran pacto entre los bancos y el Estado. Condonaron parte de la deuda según la capacidad real de devolución de cada kibutz y, a cambio, las comunidades cedieron parte de sus tierras al Estado y privatizaron la industria láctea. Hoy día, la gran mayoría de los kibutz son empresas rentables. Muchos combinan la producción agrícola con la fabricación de todo tipo de productos. Envases plásticos, blindaje para coches, piezas de electrodomésticos. Casi de todo. Sus miembros suman apenas el 1% de la población de Israel, pero representan el 40% de la producción agrícola y en torno al 9% de la industrial.
    Viendo la vitalidad que se respira en el comedor de Ein Hashofet, resulta casi imposible pensar que hace 15 años este kibutz, como los del resto del país, languideciera. Sucedió casi de repente, hace unos años, cuando empezó a llegar sangre nueva, parejas jóvenes que huían de la gran ciudad y la inseguridad urbana. Que buscaban un lugar agradable para ver crecer a sus hijos –aquí van en bicicleta a la guardería– y que anhelaban la vida en comunidad. Hoy, la lista de espera para entrar es de al menos un año. Cuando hay vacantes, los que superan la entrevista personal y las tres votaciones están dentro. Ahora, en Ein Hashofet esperan tener más tierras y algo más de dinero para poder ampliar.
    El cambio ha permitido la supervivencia, pero también ha generado lo que algunos viven como nuevas contradicciones. Amikam Osem, un pionero veterano, lo explica muy bien. Dice que una cierta privatización ha sido necesaria. Bien. Que se abrieron las puertas y muchos miembros empezaron a trabajar fuera, en las ciudades. Mientras, las fábricas y los sembrados se llenaron de obreros de fuera –tailandeses y palestinos con pasaporte israelí sobre todo–. También bien. “El problema es que los beneficios de esos campos y esas fábricas siguen yendo a los miembros del kibutz, y eso no es justo. Si somos tan socialistas, habrá que repartir los dividendos entre los trabajadores, digo yo”.
    En la inmensa mayoría de los kibutz no se ve una kipá, con la que se tapan la coronilla los judíos más religiosos. El perfil del pionero fundador del Estado de Israel era el de un judío laico y askenazí –de origen europeo– con ideales sionistas y socialistas. Se trataba de colonizar la tierra, de hacer florecer el desierto, como ordenaba el padre del país, David ben Gurión. De crear un nuevo mundo y de labrar la imagen del nuevo judío, en la que la cultura reemplazaría a la religión. Querían acometer revoluciones personales, “reducir la distancia entre lo que se dice y lo que se hace”.
    Pero la presencia de la religión crece a marchas forzadas en Israel y eso también se nota en los kibutz. En algunos se construyen sinagogas y hay incluso un par que son religiosos al 100%. Es decir, no admiten por ejemplo miembros que no respeten las reglas del kashrut, las que el judaísmo impone para la alimentación, entre ellas la separación de carne y lácteos. El sabbat, el día de descanso, se cumple a rajatabla.
    Es el caso de Sha’alvim, en el centro del país. Aquí, todas las cabezas van cubiertas con una kipá. Unos son nacionalistas-religiosos, y otros,haredim –ultraortodoxos–, “pero todos somos sionistas”, aclara Moshe Oren, uno de los fundadores. Hace esta aclaración porque parte de la comunidad ultrarreligiosa de Israel se declara antisionista y en contra de la creación del Estado de Israel. Piensan que solo el Mesías, cuando llegue, podrá fundar un Estado judío. Los religiosos de Sha’alvim pertenecen, sin embargo, a otra corriente. A la de los que piensan que el camino de la redención pasa por asentar la que consideran la tierra prometida. Son fruto del variadísimo cóctel ideológico-teológico que en Israel compite por la identidad del Estado. “Cuando llegamos, éramos religiosos, pero también teníamos ideales socialistas. No queríamos ser pequeñoburgueses”. A principios de los cincuenta, unas diez familias aterrizaron en estas tierras, pegadas a la frontera que hasta 1967 fue Jordania, con la idea de poblarlas y proteger las fronteras. Hoy viven aquí unas 70 familias, pero están construyendo un barrio nuevo para alojar a los que vienen. Oren nos recibe en su casa, un pequeño habitáculo decorado con fotos de la familia y todo tipo de objetos religiosos. Él es uno de los primeros pobladores. Nacido con el nombre de Marcel Tanenbaum, recaló en Sha’alvim en 1956 tras escapar del nazismo en Estrasburgo. Enseguida comenzaron a cultivar la tierra y a criar ganado. Hoy, buena parte de la actividad del kibutz gira en torno a la gran yeshiva hesder, donde estudiantes israelíes y estadounidenses combinan enseñanzas religiosas con el Ejército.

    La intimidad de la gran familia del ki­­butz da calorcito, acoge. Pero también en ocasiones asfixia. “No solo conozco a todos los miembros del kibutz, sé también con quién se acuesta cada uno”, confiesa entre risas Amikan Osem, el pionero veterano que vive en Afikim, en el valle del Jordán. Este kibutz ha acogido a 100 nuevas familias en el último año. Osem conoce Afikim como la palma de su mano y le gusta enseñarlo subido en uno de los típicos triciclos eléctricos que circulan por los kibutz de todo el país y que se fabrican aquí. Deja escapar una mueca-sonrisa cuando recuerda los años de los –y sobre todo las– voluntarios/as. Muchos israelíes siguen añorando el desembarco de las nórdicas, las inglesas, las estadounidenses. “Aquí sabes quién es tu madre, pero nunca estás seguro de quién es tu padre”, dice un chascarrillo que recorre los kibutz y que hace alusión a aquellos años. La juventud internacional recalaba en este rincón del planeta, deseosa de aprender, de cumplir su sueño socialista… y de divertirse. Amoríos y rollos de verano hubo muchos. Matrimonios, también unos cuantos.
    El caso de Sha’alvim es especialmente interesante, porque de alguna manera ilustra la emigración ideológica de ciertos sectores de la sociedad israelí. Oren y el resto de los llamados pioneros llegaron a Sha’alvim porque querían conquistar la tierra y participar en la construcción del Estado de Israel en el que creían. Los hijos de Oren –“con la ayuda de Dios tenemos muchos”– se consideran también sionistas e idealistas y viven en asentamientos en los territorios ocupados palestinos. “No se trata de colonizar, sino de liberar, porque esta tierra [Cisjordania] nos pertenece desde que Dios la creó”, estima Oren. Algunos de sus nietos –unos 50, dice que ha perdido la cuenta– viven en los outpost, grupos de caravanas incrustadas en el corazón de Cisjordania e ilegales incluso según la ley israelí. En los cincuenta, los pioneros, los idealistas patriotas, fundaban kibutz. Hoy levantan outposts y pueblan los asentamientos que ponen en peligro cualquier acuerdo de paz con los palestinos.
    Ahora los jóvenes solidarios se embarcan en flotillas que aspiran a romper el embargo de la franja de Gaza, o por lo menos a llamar la atención sobre este castigo colectivo al más de millón y medio de palestinos que allí viven. Y los kibutz reciben ahora voluntarios cristianos sionistas y surcoreanos que quieren ver mundo, pero que no son necesariamente idealistas. “Es el precio de la ocupación. Ahora el mundo nos ve como opresores, como colonizadores”, admite Levy, director general del movimiento.
    El perfil del voluntario ha cambiado. El del kibutz está todavía en mutación, se está reinventando. Por un lado ha resucitado el deseo de volver a la tierra. Los jóvenes se apuntan en las listas de espera porque quieren vivir una vida más simple y, en definitiva, ser más felices. Quieren vivir en comunidad, pero sin que el grupo les reemplace y decida por ellos. El consenso pasa a veces por diluir el invento. La esencia, sin embargo, permanece de momento. “El kibutz aún está buscando su identidad. No va a ser lo que era antes, pero todavía tiene que decidir qué quiere ser de mayor”, cree Diana Bogoslavsky, directora del conglomerado empresarial de los kibutz del valle del Jordán. El futuro es incierto. Tanto, que desde hace 20 años una legión de agoreros vaticinan la muerte del kibutz, que dicen que de la privatización a la defunción hay un paso. Pero por ahora disfrutan una segunda vida y con su nueva piel demuestran a diario que no hay una forma única de organizarse en sociedad, sino muchas. Criterios y opiniones.