lunedì 12 gennaio 2015

Rome, i sono Charlie

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mercoledì 7 gennaio 2015

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Censura a la libertad

13 ejemplos de que la censura a la libertad de expresión consigue justo lo contrario

El atentado contra Charlie Hebdo tampoco servirá para nada

Portada de Charlie Hebdo del 2 de enero de 2011. El nuevo redactor jefe de "Sharia Hebdo" amenaza con "cien latigazos si no te mueres de risa"
Portada de Charlie Hebdo del 2 de enero de 2011. El nuevo redactor jefe de "Sharia Hebdo" amenaza con "cien latigazos si no te mueres de risa"

Tres hombres han entrado durante la mañana del miércoles en el semanario satírico francés Charlie Hebdo armados con Kalashnikov y han asesinado a 12 personas, dejando malheridas a otras cuatro. El semanario había sido objeto de amenazas y ataques, después publicar en 2006 caricaturas de Mahoma. De hecho, fue atacado con cócteles molotov en 2011, tras una portada en la que el profeta aparecía como redactor jefe de un número bautizado como Sharia Hebdo.
Si estos asesinatos pretendían que las caricaturas dejaran de circular, han fracasado: a los pocos minutos estos dibujos inundaban Twitter y aparecíangalerías en muchos medios de comunicación. En redes, muchos recogían ademásuna propuesta: que las portadas de los diarios del día siguiente al atentado llevaran las caricaturas de Charlie Hebdo.
Salvando las distancias, es un ejemplo (trágico) del efecto Streisand: cuando alguien intenta censurar algo en internet, se divulga aún más. Este efecto debe su nombre a la denuncia de la actriz y cantante para impedir que se retirara de una web una foto aérea de su casa. La denuncia sólo consiguió que la imagen se difundiera hasta el punto de que aparece hasta en la Wikipedia. El efecto contraproducente de la censura se potencia con internet, pero no es exclusivo de la red, como podemos ver en estos trece ejemplos que muestran que más tarde o más temprano, la libertad de expresión tiene todas las de ganar.
1. Stalin quiso corregir la historia borrando de algunas fotografías a amigos y colaboradores caídos en desgracia, como Leon Trotsky y Nikolai Yezhov, jefe de la policía secreta soviética. Hoy en día, estas fotografías manipuladas han tenido tanta difusión que son un ejemplo de lo ridículo del totalitarismo y de lo paranoico que llegó a ser Stalin.
2. La revista satírica El Jueves publicó en 2007 una portada en la que para reírse del cheque bebé mostraba una caricatura de los actuales reyes Felipe VI y Letizia en la cama. El juez Juan del Olmo secuestró la publicación, con lo que consiguió que la portada se difundiera por todo internet, convirtiéndola en una de las imágenes icónicas del semanario. En 2014, la publicación pasó por una experiencia parecida, aunque en este caso la censura vino por parte de los editores.
3. La quema de libros en Alemania que tuvo lugar en Berlín el 10 de mayo de 1933 fue una acción del partido nazi que tenía como objetivo condenar esos títulos y a sus autores al ostracismo por antialemanes. Ardieron unos 25.000 libros de 94 escritores, entre ellos Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Alfred Döblin, Albert Einstein, Sigmund Freud, Heinrich Heine, Franz Kafka, Erich Maria Remarque y Stefan Zweig, además de Ernest Hemingway, Jack London y Máximo Gorki. Como se puede ver, los nazis no tuvieron mucho éxito.
Quema de libros en la plaza de la Ópera de Berlín. Das Bundesarchiv
4. Hitler y los nazis no tenían problemas sólo con los escritores. En 1937 organizaron dos exposiciones en Munich: una de arte alemán, con “desnudos de rubias esculturales junto con soldados y paisajes idealizados”, tal y como recuerda este artículo de la BBC, y otra de arte “degenerado”, es decir, de artistas abstractos y expresionistas, entre otros. La de arte degenerado atrajo tres veces más visitantes. Incluía nombres como Paul Klee, Max Beckmann, Wassily Kandinsky y Oskar Kokoschka, entre otros artistas que forman parte del canon del arte del siglo XX.
5. Otro ejemplo de textos censurados: el índice de libros prohibidos por la iglesia católica, que estuvo vigente en diversas ediciones entre 1564 y 1966, y que incluyó a autores como Erasmo de Rotterdam, François Rabelais, Honoré de Balzac y Jean-Paul Sartre, además de libros como el Lazarillo de Tormes.
6. Incluso un libro para niños en apariencia inocente, como es la saga de Harry Potter, ha sido prohibido y atacado. Es el que más problemas ha tenido en las bibliotecas de Estados Unidos entre 2000 y 2009, según la American Library Association, por centrarse en la magia, contraria al cristianismo. Está prohibido en los Emiratos Árabes Unidos también por cuestiones religiosas. Y en 2007 en Karachi (Pakistán) hubo un intento de atentado en un centro comercial en el que se iba a presentar la última novela de la serie. Nada de esto ha evitado que J. K. Rowling lleve vendidas 450 millones de copias de estos libros que se han traducido a 73 idiomas. Además, las ocho películas han recaudado más de 7.700 millones de dólares.
7. Otro libro que tuvo dificultades para entrar en algunas bibliotecas estadounidenses fue Las aventuras de Huckelberry Finn, que fue prohibido en Massachussets nada más salir publicado en 1885 por su "lenguaje vulgar".
8. No podemos hablar de libros sin mencionar Los versos satánicos. En 1989, la publicación de esta novela provocó su prohibición y disturbios en países musulmanes, además de una fatwa proclamada por el ayatolá Jomeini que obligó a Rushdie a llevar protección oficial del gobierno británico y que aún sigue vigente. El libro apenas había vendido unos centenares de copias en las primeras semanas, pero después de la polémica y en unos cinco meses ya alcanzó la cifra de 750.000 ejemplares.
El escritor británico Salman Rushdie. Claudio Álvarez
9. Roberto Saviano publicó Gomorra en 2006, un libro sobre la camorra de la Campania y de la periferia napolitana que llevó a que la mafia le amenazara de muerte y se viera visto obligado a ser escoltado por cuatro carabinieri. El libro se ha publicado en 52 países y ha vendidas más de 12 millones de copias.
El hombre del tanque. Jeff Widener
10. Muchos chinos no conocen aún esta foto de Jeff Widener, El hombre del tanque, que se ha convertido en la imagen icónica de las revueltas de Tiananmén. Y de hecho, ni siquiera se sabe aún qué pasó con este nombre. Pero los ciudadanos chinos la han usado para burlarse de la censura (y burlarla) llegando el año pasado a reemplazar los tanques por patos de baño para poder compartirla, al menos unas horas, en sus redes sociales. Widener contaba a Verne que siempre que habla con alguien de China menciona la foto e incluso recordaba un selfie que se hizo en Atlanta con representantes de Xinhua, la agencia de prensa gubernamental de este país.
11. En noviembre de 2007, el presidente de Túnez, Zine el-Abidine Ben Ali,bloqueó el acceso a Youtube y a DailyMotion, por contener material sobre presos políticos del país. Los activistas tunecinos organizaron una “sentada digital”, enlazando docenas de vídeos sobre derechos y libertades en la imagen del palacio presidencial en Google Earth.
12. En 2008 se filtró a internet y se colgó en Youtube un vídeo de Tom Cruise hablando sobre la Iglesia de la Cienciología. Esta organización exigió que el vídeo se descolgara, alegando que se habían infringido sus derechos de copyright. La respuesta de Anonymous fue Project Chanology, una iniciativa que se tradujo en ataques DDOS contra las webs de la organización y bromas telefónicas, además de protestas frente a sus sedes de la organización. El vídeo de Cruise no está en Youtube, pero no resulta difícil encontrarlo. En Gawker, por ejemplo.
13. Más reciente es el caso Sonyleaks: unos hackers filtraron información confidencial de Sony Pictures supuestamente en nombre de Corea del Norte. Además, amenazaron con atentados en caso de que la película The Interview, que narra un complot para asesinar al Kim Jong-un, llegara a estrenarse. Aunque en un primer momento la productora cedió a la presión, la película se acabó proyectando en algunos cines y, sobre todo, en vídeo bajo demanda, recaudando 36 millones de dólares antes de su recién anunciado estreno en el Reino Unido y a pesar de las malas críticas. Por supuesto, todo el mundo ha oído hablar de la película.
FOPLADE- Criterios y opiniones.

martedì 8 luglio 2014

Escocia no es Cataluña ni Euskadi

Escocia no es Cataluña ni Euskadi


    Nacionalistas catalanes residentes en Escocia, en una marcha en Edimburgo por la independencia de Cataluña en agosto de 2013. / KEN JACK (CORDON PRESS)
    “Las naciones pequeñas son más flexibles, pueden adaptarse más rápido, desarrollarse mejor y ser más democráticas”, sostiene el catalán Xavier Solano (1976, Barcelona), asesor del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y exdelegado del Gobierno de la Generalitat de Cataluña en el Reino Unido. De un tiempo a esta parte, no solo the small is beautiful (lo pequeño es hermoso), tan caro a estos nacionalismos. También se declaran más justos, más democráticos, más eficientes, menos corruptos. Lejos de desaparecer con la globalización, los nacionalismos que, como el escocés, combinan pragmatismo y flexibilidad han encontrado una ventana de oportunidad en las crisis de los Estados y de las grandes formaciones políticas incapaces de embridar a los mercados y de asegurar el bienestar general. “El SNP se siente cómodo con el hecho de que el estatus de naciones que buscan ser Estado no necesita ahora ser rígidamente definido. Aunque su objetivo sigue siendo la plena independencia, están cómodos en la emergencia gradual de un estado escocés”, ha escrito el analista Gerry Hassan.
    "No existen términos en Edimburgo como charnego o maketo", destaca un profesor
    “Cuatro de las cinco economías más competitivas: Suiza, Singapur, Hong-Kong y Suecia, son países pequeños y según la OCDE, también son pequeños siete de los diez países con mayor igualdad salarial”, apunta Xavier Solano. El también catalán José Vicente Rodríguez Mora, profesor de Economía en Edimburgo, difiere. “No es cierto que las unidades políticas pequeñas sean más democráticas, menos corruptas y más eficientes. El Gobierno pequeño está mucho más sujeto a las presiones de grupos locales que obtienen ventajas, no por eficientes, sino por locales. Y en el nacimiento de las naciones siempre hay intereses económicos favorables a la partición del Estado. Los gobiernos pequeños compiten en la pelea por atraer capital con impuestos bajos y regulaciones laxas. Small es el paraíso de los mediocres y el infierno de los desfavorecidos. No, lo pequeño no es necesariamente hermoso, casi siempre es mezquino”, concluye.
    "El proceso catalán está en un callejón sin salida", opina un experto local
    El mirall escocès (El espejo escocés) es el título del libro en el que Xavier Solano describe el proceso soberanista en Escocia. En el prefacio, el primer ministro escocés Alex Salmond, afirma que “Escocia y Cataluña han escrito parte de la historia de Europa como naciones independientes y libres” y cita el impuesto de sociedades aplicado por Irlanda “que tan buenos resultados les ha dado”. Aunque el pico de producción más alto ya ha pasado y los yacimientos se agotarán previsiblemente en unas pocas décadas, el petróleo del mar del Norteviene a ser El Dorado del separatismo escocés, el elemento tractor psicológico que anima la aventura independentista. “Seremos el 6º país más rico del mundo”, presume Salmond.

    El secesionismo ha encontrado una oportunidad en la crisis de los Estados
    Nacionalistas catalanes y vascos, quebequeses y flamencos, sardos, corsos, bretones…, acuden a Escocia en busca de la exitosa fórmula del SNP . El nacionalismo se deja querer, pero gestiona este trasiego con discreción porque no quiere aparecer ante la UE como vanguardia desestabilizadora de las naciones sin Estado. La última admonición ha corrido a cargo del ministro sueco de Exteriores y antiguo enviado especial de la ONU en los Balcanes, Carl Bildt: “La independencia escocesa significaría un proceso de balcanización. Un sí escocés a la independencia activaría una grave crisis en Europa”. De ahí, que el Gobierno de Edimburgo trate de evitar la asociación mimética con Cataluña o Euskadi y rehúya la estampa típica de “hermanos unidos en el mismo combate”. “En Inglaterra contemplan nuestro proceso con relativa indiferencia, sin la beligerancia que se observa en España. Claro que Inglaterra puede sobrevivir a la separación de Escocia, mientras que España sin Cataluña y Euskadi…”. El director del Centro Escocés sobre el Cambio Constitucional, Michael Keating, al frente de un grupo de investigadores independientes, deja la frase suspendida en el aire. Ve el proceso catalán en un callejón sin salida, piensa que ETA ha taponado la solución en Euskadi y que el anterior lehendakari Juan José Ibarretxe—estuvo en el tribunal que calificó la tesis doctoral sobre la autodeterminación del expresidente vasco—, cometió una serie de errores. “El frente nacionalista fue el primero; debería haber contado con los socialistas”, señala.
    ¿Qué diferencias y similitudes hay entre estos soberanismos? “La escasa inmigración que tuvo Escocia no fue inglesa, sino irlandesa y católica. Aquí, no hay una clase media acostumbrada a ver a la gente pobre, cutre y fea como ‘británicos’. No existen términos parecidos a charnego, maketo o machurriano porque los ingleses que veían los escoceses eran médicos, profesores, profesionales… Tienen complejo de inferioridad frente a Inglaterra, en contraste con el catalán y el vasco que se sienten superiores a lo ‘español”, sostiene el profesor Rodríguez Mora. La del complejo es una impresión que suscriben aunque con matices otros catalanes vinculados a Escocia. “Los ingleses siempre les han mirado por encima del hombro, pero no se sientan inferiores. Son orgullosos, abiertos y cálidos, menos estirados y con sentido del humor. Nuestra figura nacional es Robert Burness, un poeta pícaro y juerguista”. Una de estas personas, que prefiere mantenerse en el anonimato participa en la elaboración de la Constitución de la Escocia independiente. “Es emocionante trabajar en la creación de un texto para la historia”, dice. No deja de sorprenderle el clima político de Cataluña. “Fui a Barcelona a fin de año y en lugar de árboles de Navidad, encontré esteladas”. Lo primero que le sorprendió al profesor Rodríguez Mora al llegar a Escocia fue constatar que el nacionalismo no es “el dueño de la calle” y que todos los puntos de vista son recibidos sin hostilidad. Los promotores del movimiento por la escisiónYes, Scotland insisten en que “la clave para la victoria es la persuasión positiva” y que la intolerancia es inaceptable.
    "La independencia escocesa daría paso a una balcanización", avisa el sueco Bildt
    “Hay similitudes con Cataluña pero de tipo sentimental”, indica Jane Darroch, 49 años, diseñadora de libros, madre de dos hijos, nacida en Glasgow y residente en Barcelona. “Lo nuestro es la identidad y un modelo social más justo. No me gusta el nacionalismo porque sé que cuando vas con una bandera diciendo que eres esto estás también diciéndole al otro: tú no eres como yo. He vivido en Inglaterra y me molesta la animadversión contra los ingleses, pero reconozco que cuando oigo un acento galés o irlandés por aquí me paro a hablar y si el acento es inglés, no”. “Ahora hay familias en guerra. En la mía, las cosas están fifty-fifty. No veo claro el proyecto independentista. Lo que más me fastidiaría es que nos fuéramos y nos quedáramos con la reina. Puede surgir un conflicto social”, apunta.
    El periodista Stephen Burgen, residente en Barcelona, observa con perplejidad “la mala leche” de las relaciones de Cataluña con España. Asegura que a Alex Salmond jamás se le ocurriría hablar así de los ingleses y de Londres: “Hay un ambiente muy feo; hablan de los españoles como del otro, de gente de fuera. Deben de tener dudas sobre su identidad porque se pasan el día proclamando que no son españoles. Además, los nacionalistas no cuentan nada de su modelo y tampoco son críticos con sus dirigentes corruptos. Dicen que si no comparten sus impuestos con el resto de españoles serán el séptimo país más rico de Europa. ¡Menudo argumento!”.FOPLADE- Criterios y opiniones.

    lunedì 30 giugno 2014

    La casualidad con la que estalló la primera Guerra Mundial

    La casualidad con la que estalló la primera Guerra Mundial

    Un insólito cúmulo de casualidades permitió a Gavrilo Princip asesinar al archiduque en Sarajevo hace ahora 100 años


    Princip, segundo por la derecha, capturado tras disparar al archiduque.
    Nunca un cúmulo de casualidades tan insólito ha tenido unas consecuencias tan pavorosas. Las posibilidades de que Gavrilo Princip desatase en Sarajevo con dos disparos una guerra mundial, un atentado del que se cumplen 100 años este sábado, eran mínimas pero ocurrió. “Era un don nadie, que sin embargo lo cambió todo”, explicaTim Butcher, un escritor de viajes británico que acaba de publicar un ensayo sobre Princip, The trigger. Hunting the assassin who brought the world to war (El gatillo. En busca del asesino que llevó al mundo a la guerra). La mayoría de los historiadores coinciden en que, sin aquel magnicidio, la Primera Guerra Mundial, la catástrofe de la que surgen todas las demás catástrofes del siglo XX, no habría estallado. Sin embargo, este joven serbio de Bosnia de 19 años, un tirador sin experiencia, mató al archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austrohúngaro, del que Bosnia era entonces una remota provincia, y a su esposa, Sofía, después de encontrarse con ellos por casualidad: ni el asesino ni sus víctimas tenían previsto estar en el sitio en el que se cruzaron. Con dos certeros e improbables disparos, destruyó el mundo tal y como se conocía hasta entonces.
    El archiduque con su esposa en Sarajevo el 28 de junio de 1914. /REUTERS
    “El atentado de Sarajevo es un suceso de consecuencias mundiales, una especie de Zona Cero de la época”, explica el escritor bosnio residente en Francia Velibor Colic, autor de un relato borgiano del magnicidio, Sarajevo omnibus(Gallimard). “Fue un complot muy bien organizado pero a la vez muy caótico, en el que el azar jugó el papel principal. Fue un vaudeville, una tragicomedia cuyas consecuencias, desgraciadamente, conocemos todos”. Butcher asegura sobre el improbable protagonista del mayor magnicidio de la historia (sólo comparable al asesinato de Kennedy en Dallas en 1963, en el que también hubo una comitiva, un coche descubierto y un debate nunca acabado sobre los responsables últimos): “No dejó descendientes directos, porque murió muy joven. Provenía de una familia extremadamente pobre, de siervos, que debían entregar sus ganancias al señor feudal. Seis de sus hermanos murieron. Cien años después, cuando conocí a sus familiares, seguían hablando de la pobreza".
    El asesino se encontró ante el convoy en el que viajaban los príncipes frente a la pastelería Moritz Schiller, que ahora alberga un museo sobre el magnicidio. Princip estaba allí por casualidad pero, lo que es más grave, el archiduque y su esposa, también. La leyenda dice que el asesino se estaba comiendo un emparedado pero, como tantos otros detalles de aquella mañana, no está confirmado porque muchos documentos se perdieron a lo largo de las guerras que asolaron Europa desde entonces. Se sabe que formaba parte de un complot para llevar a cabo el magnicidio que, en aquel momento parecía haber fracasado tras un intento fallido y después de que tres terrorista no se atreviesen a utilizar las bombas y las pistolas que llevaban. De repente se topó de bruces con la comitiva regia y decidió disparar. 

    Tras la visita prevista al Ayuntamiento, el gobernador de Bosnia, Oskar Potiorek, convenció al archiduque para acortar y cambiar el recorrido, evitando las estrechas calles del centro de Sarajevo. Pero a nadie se le ocurrió informar al conductor. Cuando se dieron cuenta del error, la comitiva real se detuvo en mitad del camino con el propósito de cambiar de rumbo: hubo que empujar el coche a mano porque carecía de marcha atrás. La parada tuvo lugar ante la pastelería Moritz Schiller, aunque podía haber ocurrido en cualquier otro lugar. Pero, justo ahí, un joven armado que tal vez estaba allí para comerse un sándwich se encontró con un blanco perfecto, se subió al alero del coche y cumplió la misión para la que se había conjurado con otros siete Jóvenes Bosnios, por orden de una misteriosa y letal organización de Belgrado,
    la Mano Negra (el grado de participación del Gobierno serbio sigue siendo un misterio, aunque está claro que las armas venían de Serbia). La princesa Sofía murió casi inmediatamente, el archiduque Francisco Fernando media hora después. Eran las 11 de la mañana y el siglo XX acababa de empezar. Treinta y siete días después, estallaba la Primera Guerra Mundial.Contra toda la lógica, pese a haber sufrido un atentado fallido esa misma mañana, Francisco Fernando decidió continuar con su visita a Sarajevo como si nada ocurriese y formase parte de las costumbres locales lanzar una bomba contra el coche en el que viajaba el heredero de un imperio. La lógica indicaba que el ataque no era una casualidad entre otras cosas porque la visita tenía lugar en una fecha de enorme contenido simbólico: los serbios celebran su día nacional el 28 de junio, San Vito, cuando perdieron su independencia frente a los turcos en batalla del campo de los mirlos en 1389, en Kosovo. La escritora Rebecca West, autora del gran libro de viajes sobre los Balcanes, Cordero negro, halcón gris, escribió en los años treinta tras entrevistarse en Sarajevo con varios testigos del magnicidio: “Nadie trabajó tanto para que el atentado tuviese éxito como las propias víctimas”.
    Gavrilo Princip, en una imagen sin fecha. / AFP
    El historiador Christopher Clark, autor de Sonámbulos, el más influyente ensayo de todos los publicados este año del centenario, insiste en el aspecto casual y pone sobre la mesa una idea muy inquietante dada la dimensión del desastre que se avecinaba (la desaparición de cuatro imperios, la Revolución Rusa, el cambio de las fronteras mundiales, el nacimiento del fascismo y el nazismo, otra Guerra Mundial, el Holocausto...): si Gavrilo Princip llega a fallar, Francisco Fernando, que no era un belicista, hubiese evitado la guerra. Sin embargo, Tim Butcher, que ha pasado años investigando la figura de Princip y que ha recorrido Bosnia en busca de sus huellas, tiene una visión muy diferente, no de la chapuza de aquella mañana, pero sí de lo que el asesino representaba. “Encarna el principal cambio que surgió con el siglo XX: la era de los jóvenes, de la gente que no tenía voz y que de repente la tuvo. En aquellos años surgieron los nacionalismos violentos en Irlanda, en Palestina, en lo que sería Yugoslavia. Es una figura que cobra sentido en medio de todas estas fuerzas que estaban estallando entonces”. Enmarca el asesinato de Sarajevo dentro de la lucha de los eslavos del sur por tener un país, que se llamaría Yugoslavia hasta que los mismos nacionalismos lo destruyeron, y dentro de las revoluciones europeas de 1848, la Comuna de París en 1870, la rebelión de los jóvenes turcos en 1908... El asesinato fue una casualidad, pero la guerra era algo que llevaba un siglo forjándose. La primera mañana del siglo XX fue una larga digestión del pasado.FOPLADE- Criterios y opiniones.

    El que desata la primera guerra mundial.

    “Gavrilo Princip era un joven idealista”


      El archiduque y su esposa, minutos antes del magnicidio en Sarajevo. / AFP
      Nikola Princip entrelaza las manos y fija la mirada. “Yo estoy orgulloso de Gavrilo Princip. ¡Claro! No lo escondo”, dice resuelto. La historia siempre marca sus huellas, pero en este hombre de 78 años son, quizá, algo más profundas. Y las reivindica. Gavrilo Princip, el hombre que segó la vida de Francisco Fernando de Austria y de su esposa Sofía en una esquina de Sarajevo, es su tío abuelo. Hoy, un siglo después del magnicidio que desencadenó la I Guerra Mundial y años de incesantes convulsiones en la región, Princip define a su antecesor como un revolucionario. “Gavrilo tenía 19 años, era un idealista. Ni un héroe ni un terrorista. Buscaba expulsar al ocupante, el imperio austrohúngaro”, incide.
      Durante los últimos meses este serbobosnio ha revisitado esa parte de su legado familiar muchas veces. Los ojos de medio mundo miran estos días hacia la capital bosnia, donde numerosos actos conmemoran el centenario del asesinato que cambiaría el mundo, y Princip, que cobra una escasa pensión de 250 euros al mes con la que viven él y su esposa Nada, trata de obtener su porción del pastel. Pide 200 marcos (100 euros) por una entrevista. “Todos tenemos que comer”, comenta encogiéndose de brazos. Pero, igual que Nada, tiene ganas de hablar con la visita de España y la petición queda olvidada entre las pareces de su pequeño apartamento de Sokolac, en la entidad de mayoría serbia República Srpska, a algo más de una hora de Sarajevo.
      Princip, mecánico, nació en Obljaj (cerca de la frontera con Croacia), a dos pasos de la casa natal de su tío Gavrilo. En 1992 --al inicio de la guerra de los Balcanes-- llegó desde Sarajevo a Sokolac como refugiado, y en el humilde barrio de calles sin asfaltar y de improvisados campos de baloncesto entre la hierba –a dos pasos de uno de los enclaves que sirvió de base a los serbios durante el asedio a Sarajevo--, se ha quedado con Nada, sus dos hijos y, ahora, siete nietos y tres bisnietos.

      Se entristece, pero aparece su nieta Garona, recién casada con apenas 20 años –“qué le vamos a hacer, se ha enamorado”— y le cambia la cara. La joven no conoce Obljaj, tampoco la casa natal de Gavrilo. Su hermano Novak, de 16, sí. Su abuelo le llevó a visitar el edificio, destruido y reconstruido tantas veces como las diferencias de una región convulsa han resucitado –“y utilizado”, dice-- el nombre de su antecesor, que durante la época de Tito era considerado un héroe que luchó contra la ocupación. En la aldea aún viven su hermano, de 82 años, y un primo. Pero la mayoría de los Princip dejaron la zona de Bosansko Grahovo. Algunos, explica Nikola, abandonaron el país durante “la última guerra” y no volvieron.
      “Muchos dicen ahora que Gavrilo era un nacionalista radical serbio. No es cierto, formaba parte de un grupo multiétnico y creía en la diversidad”, apunta Nikola Princip. Habla de Mlada Bosnia (Joven Bosnia), la organización que ideó el atentado contra el archiduque y a la que pertenecía Gavrilo. El antiguo mecánico alisa un par de arrugas inexistentes en el hule verde que cubre la pequeña mesa del comedor y mira a Nada que, en la pequeña cocina, trastea con unos cacharros. Se atusa el bigote canoso y elude hablar de los dos disparos que en 1914 causaron el estallido de la Gran Guerra. En cambio, recuerda los “tiempos buenos”. “Mi madre hablaba mucho Gavrilo, siempre contaba que después de todo se arrepintió por no haber logrado avanzar en su idea de una Yugoslavia interétnica y unida. Lo más cerca que hemos estado fue en época de Tito (Joseph Broz, presidente de Yugoslavia desde el final de la II Guerra Mundial hasta su muerte en 1980). Pero como ves tampoco cuajó”, dice masticando las palabras.
      Otros sí. A 60 kilómeros de Sokolac, en un barrio cercano a la base militar internacional de Sarajevo, Gavrilo Princip dirige un hotel de carretera y una gasolinera. Tiene 60 años, pero salvando la edad y el cabello canoso, sus facciones y sus ojos hundidos, recuerdan al joven que mira desde el cartel conmemorativo que cubre un lado de la esquina del magnicidio, en el otro, Francisco Fernando. Gavrilo, a quien todos llaman Bato, también es sobrino nieto del tirador –que falleció en una cárcel húngara en 1918, a los 23 años—pero se muestra algo hastiado por la expectación mediática que genera su antecesor.
      Bato sacude la cabeza cuando explica que en los últimos seis meses le han preguntado más veces sobre Gavrilo que en toda su vida. “Durante un tiempo, quizá en tiempos de Tito, el apellido Princip podía abrir algunas puertas. Después nada en absoluto. Mira ahora…”, dice. Ahora, la figura de su tío abuelo genera cierta división en Bosnia. Para los serbobosnios, que el viernes inauguraron una estatua en el Este de Sarajevo en su honor, es un héroe; para los bosnios un criminal que llevó a Europa a un conflicto que ha dejado un gran lastre.
      De nuevo en Sokolac, a Goran, el hijo de Nikola Princip, no le apetece hablar de Gavrilo. Alto --casi dos metros--, con el cabello muy corto, camisa blanca y traje oscuro, comenta que tiene un negocio, que se gana la vida de cara al público, y que no conviene. “Yo no hablo de la historia. La gente mayor puede contar lo que quiera”, dice. Pero para su padre, al que parece que ha reñido cariñosamente por ahondar tanto en el pasado, su legado es importante. “No me gusta que estemos volviendo atrás, utilizando la figura de Gavrilo, pero la historia nunca la escriben los que perdieron. Aunque ahora quieran corregir la historia, o maquillarla, pasó lo que pasó”, dice el sobrino-nieto del magnicida.FOPLADE- Criterios y opiniones.

      Eduard Limonov

      EDUARD LIMÓNOV | ESCRITOR Y POLÍTICO OPOSITOR RUSO

      “Ucrania debería haber sido generosa y haber devuelto lo que se le dio”

      Nacido en Rusia y criado en Járkov, hoy Ucrania, ha participado en muchas guerras europeas


      Limónov sale del Supremo ruso, en diciembre de 2011. /DENIS SINYAKOV (REUTERS)
      Eduard Limónov, hasta hace poco conocido por solo un pequeño círculo en Occidente, es hoy un personaje famoso gracias al libro Limónov (Anagrama) que le ha dedicado Emmanuel Carrère. Nacido en Rusia en 1943 con el nombre de Eduard Savenko y criado en Járkov, hoy Ucrania, Limónov es un escritor y político, que pasó una parte importante de su vida en Estados Unidos y Francia. Regresó a Moscú una vez desaparecida la URSS.
      Curiosamente, el emigrado soviético no volvió para unirse a los sepultureros del comunismo, sino para engrosar el bando antirreformista. Savenko se transformó en Limónov, ácido como el cítrico y explosivo como una granada (limonka en el argot ruso). En 1993, fundó el Partido Nacional-Bolchevique, hoy prohibido, pero que sigue funcionando bajo el nombre de La Otra Rusia.
      Delgado, de gafas, perilla y bigotes, no da la impresión de ser lo que es: un duro, un hombre de acción, que ha participado en las guerras yugoslavas apoyando a los serbios, en la de Abjazia contra los georgianos, en el Transdniéster del lado de los rusohablantes. Recibe a EL PAÍS en su apartamento del centro de Moscú, mientras afirma que cuenta con destacamentos que combaten en el este de Ucrania.
      Pregunta. Rusia vuelve ahora a dominar Crimea
      Respuesta. ¡Por fin! Hace 23 años que dije que Crimea era tierra rusa, poblada por rusos. Kiev heredó de la Ucrania soviética mucho territorio que no le pertenecía, que se le había incluido por comodidad administrativa, como Crimea o la provincia de Járkov. Allí viví mis primeros veintitantos años y la conozco bien: podías pasear durante días sin oír el ucranio. Trescientos años formó parte de Rusia. Lo mismo puede decirse de Donbás, en cuyas minas de carbón trabajan desde siempre rusos. Ucrania, en 1991, cuando recibió esta herencia, debería haber hecho un acto de generosidad y haber devuelto todo. Lo mismo ha sucedido con Georgia, que se fue con una herencia que incluía Abjazia, Adzharia y Osetia del Sur. Crearon sus pequeños imperios y se resisten a entregar lo que no les pertenece. Pero la dote hay que devolverla.
      P. ¿Quiere usted decir que Rusia debe recuperar su antiguo imperio?
      R. Mi posición es clara: Crimea y la zona de Donbás son tierras rusas. Así lo creemos y así es.
      P. ¿Cómo ve usted la situación en el sureste de Ucrania?
      R. Allí viven rusos y ucranios, pero estos ucranios no son como los que habitan el oeste del país. Las primeras regiones ucranias occidentales fueron incorporadas solo en 1939 y las últimas en 1945. O sea, ellos no han vivido toda su historia con nosotros, vivieron con el Imperio Austrohúngaro, con Polonia. Es de esas regiones que ha llegado la ideología que domina en Kiev y que venció en el Euromaidán. Desde 1991 hasta el 2014 los primeros ministros ucranios han sido todos unos estafadores, todos mercanchifles y truhanes. Donbás y Járkov los soportaron, pero cuando llegaron al poder los gamberros del Euromaidán, cuando los vieron esos brazaletes y sus bates de béisbol, su agresividad, la gente del este de Ucrania se asustó.
      P. ¿Qué le parece la posición del Kremlin frente al este de Ucrania?
      RLo que sucedió en Kiev el 22 de febrero fue algo inesperado para todos, incluso para el Kremlin. Crimea reaccionó rápidamente, la gente quería ser parte de Rusia y en cuanto se les presentó la oportunidad se organizaron y celebraron el referéndum. Putin en realidad no quería nada de esto; lo arrinconaron, no le quedó otra salida.
      P. ¿Qué futuro le espera a la oposición? El poco espacio que tenía parece haberlo perdido.
      R. Totalmente de acuerdo. Mi análisis no me gusta: los liberales perdieron el poder en 2003 cuando se vieron sin representación parlamentaria, y en estos 10 años se han ganado el odio general. Ellos mismos se han sepultado, aunque en sus filas haya intelectuales, tengan medios de comunicación. Poseían mucha fuerza, pero lo han dilapidado todo, todo lo hicieron mal. En 2011, cuando sacaban a la calle a 100.000 personas, en lugar de dictar las condiciones al régimen, firmaron acuerdos con él.
      P. ¿Y la izquierda?
      R. Cual elefante, el rincón izquierdo lo ocupa el Partido Comunista, organización muy dañina que se apropió del lugar de los comunistas cuando no lo son, son unos impostores. Como resultado, los otros partidos pequeños de izquierda están condenados a llevar una vida lastimera.
      P. ¿No hay futuro, entonces?
      R. Una posibilidad es que la libertad nos llegue del este de Ucrania, de la Ucrania sublevada. Y nosotros tenemos esperanzas de convertirnos en un partido de masas, hace ya mucho que existimos como organización, pero bajo este estado policiaco no lo hemos conseguido. Esperamos lograrlo con el lema de «Requisar y dividir», nacionalizar las fortunas de los oligarcas -y a ellos expulsarlos-, los recursos naturales.
      P. ¿Qué le espera a Putin?
      R. Si estamos de acuerdo en que la oposición pasa por malos tiempos, podemos concluir que a Putin le espera un futuro esplendoroso.
      P. ¿Está de acuerdo con lo que escribe Carrère sobre usted?
      R. ¿Sabe?, estoy contento de que ese libro haya aparecido, es un reconocimiento enorme, ha sido traducido a una veintena de idiomas. Me he negado a criticarlo, porque ha creado un mito sobre mi persona; lo que hizo Carrère es mejor que haber recibido el Nobel, es como lo que sucede con un escritor que ha muerto 20 años atrás y de pronto lo redescubren. El éxito ha sido fantástico, solo en Francia se han vendido más de 600.000 ejemplares del libro dedicado a mí, esto es muy bueno para mí. Como cualquier otra persona, escritor y político, aspiro a ser conocido. Carrère ha ganado mucho dinero, e incluso yo recibí algo por una película que piensa rodar Saverio Costanzo, que en Cannes compró los derechos del libro. El productor es muy conocido, el mismo de Bertolucci, así es que espero que la sea buena, aunque, por supuesto, no seré yo el retratado allí, sino el mito que se ha creado, pero entiendo perfectamente que esto es bueno para mí.FOPLADE- Criterios y opiniones.