domenica 13 dicembre 2009


FOPLADE- ENTREVISTA Kofi Annan Ex secretario general de la ONU
"Vivimos en la era de la confusión"

JOHN CARLIN 13/12/2009


En la esfera de la elegancia, no hay nadie en el mundo que compita con un cierto tipo de señor africano, llegado a una cierta edad. En el caso de Kofi Annan es una elegancia que, independientemente de sus impecables trajes y de sus exquisitos modales, se expresa en un fino equilibrio químico entre la solemnidad y la simpatía. Ghanés, de 71 años, Annan posee una visión única del mundo: por un lado, panorámica, legado de su década como secretario general de las Naciones Unidas; por otro, bifocal, consecuencia de conocer la cultura occidental (ha vivido en Europa o Estados Unidos más de 40 años y su mujer es sueca) con la misma intimidad que conoce los secretos del continente en el que nació. Tras dejar Naciones Unidas a finales de 2006, tras cinco años de agrios enfrentamientos con el Gobierno de George W. Bush, especialmente sobre la guerra de Irak, Annan se dedica a promover las actividades de la fundación que lleva su nombre. Su objetivo es utilizar la credibilidad, el prestigio, la experiencia y los contactos de alto nivel acumulados durante casi medio siglo en la ONU para asesorar a líderes mundiales, mediar en conflictos (en Kenia, hace dos años, paró una guerra civil) y combatir la pobreza. Annan recibió a EL PAÍS en su despacho en Ginebra (Suiza). Empezó haciendo lo que en los círculos diplomáticos llaman un tour d'horizon de la situación mundial.

"Los líderes mundiales leen y no dirigen. Leen las encuestas, en vez de dirigir"

"Cuando uno hace de mediador, hay que pensar en cuál es la mayor necesidad del pueblo"

"Existe una necesidad mundial de Obama. Si no tiene éxito, el péndulo oscilará otra vez"

"Si alguien ve que algo está mal, que organice a sus amigos y haga algo al respecto"

Pregunta. Veinte años después de la caída del muro de Berlín, ¿no siente a veces, observando el mundo actual, cierta nostalgia por las sombrías certidumbres de la guerra fría? ¿No era, aunque parezca curioso, un lugar más estable y menos peligroso?

Respuesta. Cuando uno piensa en la guerra fría, las grandes potencias tenían sus esferas de influencia, contaban en todo el mundo con dirigentes a los que controlaban o sobre los que tenían una influencia considerable. Además, intervenían en muchas de las guerras civiles que estallaban, así que, en cierto sentido, podían encender o apagar la situación. Podían controlarla. Hoy, no hay control. Se ha convertido en un sálvese quien pueda, y en algunas guerras civiles prolongadas se ven atrocidades impensables. Por suerte, hoy hay menos guerras civiles en África que hace 10 o 20 años. Pero las que sigue habiendo son absolutamente brutales. No hay más que ver lo que sucede en el este de la República Democrática del Congo, el norte de Uganda, con el Ejército de Resistencia del Señor, lo que ocurre en Somalia, las luchas políticas en Sudán, tanto en el norte como en el sur, como en Darfur, y ver que no parecemos ser capaces de controlarlo. Durante la guerra fría, con un poco de esfuerzo, contactos y llamadas telefónicas, era posible calmar la situación, apagarla. Hoy podemos ver que los somalíes tienen a todo el mundo atado de pies y manos con su piratería. Nadie tiene ni idea de cómo controlar esos elementos ni tiene la suficiente influencia sobre Somalia, ni desde dentro ni desde fuera, para acabar con el fenómeno. Es decir, en ciertos aspectos, desde el punto de vista geopolítico y de las guerras civiles, la situación es mucho más complicada y mucho peor.

P. ¿En otros lugares es tan complicada como en África?

R. Veamos Oriente Próximo. Podemos observar esa región, y no estoy hablando sólo de Israel y Palestina sino de Oriente Próximo en general, ver lo que ocurre hoy entre israelíes y palestinos, la falta total de avances en el proceso de paz, la relación entre Israel y Líbano, Israel y Siria, Irak. Y de ahí a Irán, y a Afganistán, y a Pakistán. Además de todo eso está la división entre suníes y chiíes, que no se limita a Irak, es un problema regional, y, por supuesto, la cuestión nuclear en Irán y Corea del norte, así que tenemos una situación muy difícil.

P. ¿Latinoamérica?

R. Durante 10 o 15 años estuvo más tranquila y con un buen desarrollo político, económico y social; hoy vemos nuevas tensiones. Por primera vez en una generación hemos tenido un golpe de Estado, el de Honduras. Hay tensiones entre Venezuela y Colombia. Tenemos que vigilar también lo que ocurre en esa región.

P. Entonces, ¿está mejor hoy el mundo?

R. Creo que tenemos algunas amenazas nuevas y que algunas de las viejas están volviendo, quizá con más peligro, y no sabemos cómo abordarlas. Es decir, desde mi punto de vista, vivimos en un mundo muy complejo y difícil y, además, tenemos que enfrentarnos al problema abrumador y general del cambio climático, que es tal vez la mayor amenaza que nos aguarda y tiene un impacto sobre prácticamente todo lo que hacemos.

P. ¿Ve alguna luz en ese túnel?

R. Sí. Estuve en China hace dos semanas y los chinos, por suerte, están empezando a darse cuenta de que la mayor limitación para su desarrollo y su crecimiento puede ser el medio ambiente.

P. Hasta ahora se han resistido...

R. Es verdad. Pero ahora ven la contaminación en Pekín, ven la desertización, son conscientes de la escasez de agua y el impacto sobre la gente en las provincias, y comprenden que tienen que hacer algo o se encontrarán con grandes dificultades. Es un país al que siempre le ha preocupado el caos, así que están deseando hacer todo lo posible para impedir que se produzca. Por supuesto, con el cambio climático llegan las sequías, las inundaciones, la escasez de alimentos y muchas otras cosas a las que todavía no sabemos cómo enfrentarnos.

P. Y luego está la crisis económica mundial... ¿Tiene el mundo el liderazgo que necesita para afrontar estos vastos y complicados retos?

R. Tenemos un problema verdaderamente grave: debemos abordar todas esas cuestiones en un momento en el que existe desconfianza en los líderes, tanto empresariales como políticos. Y yo trato de explicar a mis amigos políticos que deben ponerse en el lugar del hombre de la calle. Cuando una persona corriente necesita ayuda, no puede pagar sus facturas médicas, ni la escolarización de sus hijos, su barrio no tiene agua, le dicen: no tenemos presupuesto, no tenemos dinero y no podemos ayudarle. De pronto, el sistema financiero y los bancos se ven metidos en un lío y ese mismo Gobierno que no tiene dinero ni presupuesto saca miles de millones, billones, para rescatarlos. Yo entiendo cuando se dice que el crédito es como la sangre que corre por el sistema y, cuando no hay crédito, todo el mundo sufre y necesitamos que vuelva a correr.

Desde el punto de vista económico, tiene sentido. Pero inténteselo explicar al ciudadano al que se le ha dicho que el Gobierno no tiene dinero para el abastecimiento de agua y, sin embargo, sí tiene miles de millones para los bancos. Eso debilita la confianza, da la impresión de que el dinero siempre ha estado ahí pero está reservado sólo para los amigos. No para los demás. Así que existe ese problema de falta de confianza. La otra cuestión que ha quedado al descubierto es esa supuesta idea de que el mercado es el que sabe. Dejémoslo en manos del mercado: eso también ha desaparecido. Estamos, pues, en una situación muy fluida. Algunos políticos se alegran de que los Gobiernos vuelvan a intervenir. Pueden cumplir su papel, pero lo van a cumplir en un momento en el que la población está muy preocupada, el desempleo es alto y sigue subiendo y la gente no cree necesariamente que los Gobiernos estén de su parte.

P. Por todo lo que dice, ¿podríamos definir la era en la que vivimos como la era de la confusión?

R. Sí, creo que quizá sería un buen término, en el sentido de que hay menos certezas. Fíjese que empezamos con la guerra fría. Los dos lados estaban muy seguros. Y había reglas. Ahora no tenemos esa certeza. No hay reglas, no hay seguridades. Se están produciendo grandes cambios que resultan inquietantes para la gente e inquietantes para los líderes.

P. Cuando observa hoy el mundo, ¿no ve gran cosa en materia de liderazgo moral claro y fuerte?

R. Es un mundo difícil para los líderes. No es un panorama prometedor. En el mundo actual, algunos Gobiernos dicen: "Vamos a luchar por los derechos humanos, vamos a luchar por la democracia, vamos a hacer esto y aquello..." e inmediatamente chocan con intereses económicos y financieros. En las informaciones recientes sobre Barack Obama en China, se hacía la pregunta: "¿Se ha comportado como un líder en relación con los derechos humanos? ¿Y cuánto ha presionado?" Pero China tiene tanta influencia económica -algunos incluso llaman a China "el banquero de América"- que, cuando uno está en esa situación, habla con los chinos de forma distinta que si la situación fuera otra, y la cuestión de la pureza y la claridad moral que esperan sus partidarios y otros se difumina, y entonces todos se preguntan por qué ha sido. La verdad es que, en estos momentos, los chinos no están preparados para oír lecciones.

P. Entonces, ¿ser líder es especialmente difícil hoy?

R. Sí. Aparte de todo lo demás, la política actual también ha cambiado mucho, debido a la televisión e Internet, y todo es instantáneo, y un líder está constantemente siendo evaluado, constantemente siendo criticado, y es muy fácil movilizar a la gente en contra o a favor de alguien, y los líderes se vuelven muy precavidos; de hecho, algunos dicen que vivimos en un mundo en el que los líderes leen y no dirigen. Leen las encuestas en vez de dirigir...

P. Y los blogs...

R. Eso es. Sus asesores les llevan cosas y dicen: "¿Ha visto esto? ¿Sabe lo que está haciéndonos a nosotros, al partido?"

P. ¿Qué sensación tiene del fenómeno Obama?

R. Creo que el fenómeno Obama ha sido asombroso. Para entenderlo hay que remontarse a los comienzos de George W. Bush. Cuando Bush llegó a la Casa Blanca, era muy dinámico, su equipo y él eran muy agresivos. Francamente, atemorizaban a los periodistas. La prensa estadounidense estuvo muy floja. Sólo dieron un paso al frente cuando Bush empezó a debilitarse, pero, durante los cuatro o cinco primeros años, él dominó la escena. Antes le he dicho que una idea que ha quedado desechada es que el mercado es el que sabe. La otra idea que está dando las boqueadas es que por la fuerza se arregla todo. Irak, Afganistán y, en cierta medida, Pakistán, están demostrándolo. El régimen de Bush fue a esos países, sobre todo a Irak, convencido de que iba a ser muy fácil resolver la situación por la fuerza. Los que intentamos disuadirles recibimos críticas despiadadas. Ahora creo que todo el mundo comprende que ésa no es la solución.

P. ¿Y ahí es donde entra Obama?

R. De ahí sale la campaña de Obama con su nuevo mensaje: "Quiero trabajar con otros, quiero escuchar, creo en el multilateralismo, que es la única forma de avanzar, hemos perdido el respeto de los demás y necesitamos recuperarlo y tener respeto nosotros también". Todo eso encontró eco entre los estadounidenses, algunos de los cuales se sentían incómodos cuando viajaban al extranjero porque se topaban con ese fenómeno en el que se había convertido América y que la gente no comprendía. Por eso se alegraron de tener un cambio, de dar una oportunidad a Obama. Y él empezó bien, pero tiene que hacer frente a un número increíble de problemas. Quiero decir, cuando uno empieza con dos guerras y una depresión económica, en un país en el que 40 millones de personas no tienen atención sanitaria, y quiere hacer algo al respecto, no lo tiene fácil. Y las expectativas son muy altas. Hace no mucho dije que deberíamos ayudarle entre todos, y deberíamos ayudarle reduciendo esas expectativas. Pero el hecho de que consiguiera todo ese apoyo e impulsara a los jóvenes es un indicio de que existe un anhelo -no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo- de tener un buen liderazgo, la gente quiere que le lleven en la buena dirección. Existe una necesidad mundial a la que responde Obama, y deseo verdaderamente que tenga éxito; todos deberíamos desearlo, porque, si no lo tiene, la próxima vez, el péndulo oscilará en el otro sentido.

P. ¿Puede ser, quizá, que sea imposible tener ese tipo de liderazgo moral claro y fuerte que ansiamos hoy, que soñábamos que nos iba a proporcionar Obama, por las circunstancias objetivas, porque existen muchas de esas corrientes cruzadas de las que habla usted, de modo que, cuando uno intenta ser un líder moral indiscutible, se choca contra un muro?

R. Hemos empezado hablando de lo mucho que ha cambiado el mundo desde la guerra fría... y hemos repasado este fenómeno de que Estados Unidos hablaba de un mundo unipolar, en el que yo nunca creí. Siempre dije que el mundo era multipolar porque, incluso cuando hablaban del mundo unipolar, China decía que era un polo, Rusia decía que era un polo, India... y la Unión Europea, desde luego, era un polo, es decir, el comportamiento de cada uno es un reflejo de cómo ve el mundo y dónde se sitúa. Si uno cree que es el único elefante en la sala, se dedica a avasallar, pero, si hay otros capaces de controlarle, se comportará con arreglo a eso. Ahora vivimos en un mundo en el que hay tantos centros de poder que hasta Estados Unidos ha tenido que reconocerlo. Aspirar a tener una personalidad que trascienda todos los polos, un Nelson Mandela de dimensión mundial, es hoy prácticamente imposible, sobre todo con los sistemas de comunicaciones de que disponemos.

P. Como vimos en el viaje de Obama a China. Entonces, ahora, ¿es todo así de delicado?

R. Sí, es verdaderamente delicado. Y se ve en la relación de Europa con Rusia, en la que los europeos necesitan el gas y el petróleo rusos y tienen que tratar con alguien como Putin, que juega duro. Tal vez haya cosas que les digan a los rusos en privado, pero no les van a dar lecciones en público.

P. Y eso, a su vez, perjudica la imagen de un liderazgo fuerte y como es debido...

R. Pero tengo que decir... que el liderazgo no tiene necesariamente que ser algo de dimensión o trascendencia mundial. Si un dirigente gobierna en su propio país, se ocupa del bienestar de su pueblo, ofrece claridad moral y sabe guiar, otros reaccionarán en consecuencia. Mandela no se propuso gobernar el mundo. Se propuso ocuparse de su entorno, intentar liberar a su pueblo y adoptar un principio de perdón y reconciliación que fue una gran lección para la gente de todo el mundo. O sea que, si tenemos un líder que se comporta así en su propio país y destaca, la gente reacciona.

P. Hablando del ejemplo de Mandela, ¿qué puede ofrecer África de valor al mundo, algo de lo que podamos aprender en otros sitios?

R. Es una pregunta muy buena. Es curioso que, hace poco, he estado hablando con alguien sobre el África de mi juventud, cuando escuchábamos con gran atención a los mayores. En Ghana utilizamos mucho los proverbios para enseñar y dar lecciones. Por ejemplo, si yo hubiera ido a ver a mi padre para decirle que estaba harto de mi jefe, que era antipático, agresivo, y que iba a ir al día siguiente a decirle lo que pensaba, a decirle que se fuera a la mierda, él me habría escuchado en silencio y probablemente me habría dicho: "Hijo, tranquilízate. No hay que golpear a un hombre cuando tienes tus dedos entre sus dientes". Y no habría dicho más. Es decir, ve y soluciónalo.

P. ¿Un enfoque pragmático de la resolución de problemas?

R. Cuando era niño, me despertaba por la mañana y veía a los mayores hablando de sus cosas y, por cómo estaban de atentos, sabía que eran cosas importantes. La regla era: si hay un problema, hay que discutirlo, hablar y hablar hasta encontrar una solución. Diálogo, paciencia, la capacidad de perdonar: éstas son las lecciones que ofrece África.

P. Sin embargo, si la gente no pide cuentas a los políticos, ¿no puede ser que ellos abusen del perdón de la gente?

R. Sí, la paciencia de los africanos y su capacidad de perdón... también tienen un lado negativo, en el sentido de que somos demasiado pacientes, perdonamos con demasiada facilidad y aceptamos demasiadas cosas, y, a veces, eso lo explotan aspirantes a dictadores que se apoderan del país y consiguen hacer demasiadas cosas sin que se les pidan cuentas, aprovechándose de la paciencia y la buena voluntad de la gente. Si los líderes han sido corruptos, si han robado las arcas nacionales, hay que pedirles cuentas. Hay que fijar el límite en algún punto.

P. Pero es difícil fijarlo, ¿no? Buscar la pura justicia puede desembocar en los peores resultados políticos...

R. Sí, aquí es preciso ejercer un juicio perspicaz. Lo hemos visto con Sudán. La gente pregunta: "¿Había que procesar a Bashir? ¿Se ha empeorado el problema? ¿Cómo vamos a conseguir ahora que coopere?" Y otros dirán que, para acabar con las matanzas, había que procesarle, porque entonces estaría más aislado y no tendría tanto poder como tenía antes. Es una cuestión de saber cuál es el orden de las cosas. Creo que no es posible tener justicia sin paz ni es posible tener paz sin justicia, pero la cuestión, cuando uno está en medio del conflicto, es en qué orden tienen que darse las dos cosas. La mayoría de la gente diría que primero hay que acabar con las muertes y entonces buscar justicia, que es lo que ocurrió en Yugoslavia, con Milosevic y Karadjic. Otros dicen que, a veces, hay que utilizar la justicia como un freno para advertir a la gente de que debe dejar de matar. Cada crisis es distinta, cada pueblo es distinto, y hay que tener sensibilidad para ver las particularidades de cada crisis concreta y tomar una decisión. Cuando uno hace de mediador, tiene que pensar en cuál es la mayor necesidad del pueblo en cuestión. Yo podría intervenir en una situación compleja y decir -como hacen muchas veces Estados Unidos y Occidente-: si detenéis la lucha, os daremos mucha ayuda, os proporcionaremos el desarrollo económico. Pero quizá eso es en lo que menos está pensando esa gente. Quizá su principal preocupación es la supervivencia, el miedo a que los liquiden. Si a una persona la van a eliminar, ¿para qué necesita el desarrollo económico? Así que lo primero que hay que hacer es llegar al fondo de la cuestión.

P. Usted ha tenido una vida increíble y ha estado en medio de muchas cosas, entre otras, durante la guerra de Irak. Ahora está retirado de ese tipo de vida pública, pero todavía sigue trabajando... ¿Llega un momento, ante tanto cinismo, tanta crueldad, tanta codicia, en el que uno se pregunta para qué molestarse? ¿Por qué no olvidarse de todo y retirarse de verdad de las tribulaciones del mundo?

R. Cuando me fui de la ONU, pensé que habíamos puesto en marcha muchas cosas pero todavía quedaba mucho por hacer, sobre todo en nuestro continente africano. Y algunas de esas cosas, como la seguridad alimentaria, me había prometido a mí mismo que iba a impulsarlas cuando dejara de ser secretario. Pero además tengo la actitud de que, si puedo ayudar a una persona, estoy haciendo algo importante. Cuando hablo con jóvenes y me preguntan qué deben hacer para convertirse en buenos ciudadanos globales, les digo que empiecen en su comunidad, su escuela, que hagan bien lo que puedan y partan de ahí. Si alguien ve que algo está mal, que organice a sus amigos y haga algo al respecto. O que diga: "Basta. No lo aguantamos más". A quienes son objeto de acoso o intimidaciones, eso les da el valor y la fuerza necesarios para seguir luchando. Por consiguiente, mientras siga teniendo algo de energía -y tengo la fortuna de haber vivido la vida y las experiencias que he vivido-, creo que seguiré teniendo algo que ofrecer. Por eso sigo trabajando, aunque sé que llegará un momento, para citar a mi buen amigo Mandela, llegará un momento en el que también tendré que retirarme de mi retiro. El retiro, según he descubierto, exige mucho esfuerzo.





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venerdì 11 dicembre 2009


FOPLADE- Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009
La Academia Sueca reconoce "la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa" en la descripción del paisaje de los desposeídos de la autora de La bestia del corazón

ELCULTURAL.es

La novelista, poetisa y ensayista rumano-alemana Herta Müller ha sido galardonada hoy con el Premio Nobel de Literatura 2009 que otorga la Academia Sueca en Estocolmo. Müller (Nytzkydorf, Rumanía, 1953), autora de obras como La bestia del corazón y La piel del zorro, se convierte así en la duodécima mujer que recibe el galardón más prestigioso del mundo de las Letras.

La nueva Premio Nobel se ha declarado sorprendida por el galardón y ha dicho que de momento se ha quedado sin habla aunque espera recuperarla a más tardar el 10 de diciembre, fecha de la entrega del galardón. "Estoy sorprendida y todavía no me lo puedo creer. De momento no puedo decir más", dijo en una primera reacción difundida por su editorial alemana Hanser. Para la Academia Sueca, que por primera vez ha retransmitido el fallo vía Youtube, Müller, "con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, describe el paisaje de los desposeídos".

La entrega del premio, que está dotado con diez millones de coronas suecas (un millón de euros o 1,4 millones de dólares), se celebrará como es tradicional el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su creador Alfred Nobel (1833-1896), en la capital sueca. En los últimos años, tres de cinco ganadores no acudieron a la ceremonia por enfermedad.

El efecto Ladbrokes se repite
Cuando faltaban 24 horas para que se diera a conocer el Nobel, numerosos blogs y más de una casa de apuestas señalaba a Müller como posible dueña del galardón. El caso es sospechosamente parecido al del año pasado con Le Clézio: Müller había pasado en apenas 48 horas de tener un 50/1 a un 7/1 en las apuestas de la casa Ladbrokes. A una hora del fallo, la alemana encabezaba la lista de favoritos empatada con Amos Oz con un 4/1.

La cronista de las minorías y los desposeídos del Este
Considerada la cronista de la vida cotidiana en la dictadura, Müller ha urdido una serie de novelas marcada por la represión, el miedo y la persecución, sentimientos y experiencias que vivió durante su infancia bajo el régimen de Ceausescu.

Nacida en 1953 en la parte banato suabia de Rumanía, su lengua materna es el alemán. En 1976, tras sus estudios de filología germánica y románica, inició su vida profesional como traductora en una fábrica de maquinaria. Cuando se negó a colaborar con el servicio secreto, empezó un calvario de persecuciones e interrogatorios que culminó en su prohibición de viajar y publicar.

En 1982 publicó su brillante ópera prima, En tierras bajas, publicado en España por Siruela. En 1987 se trasladó a la República Federal de Alemania, para instalarse posteriormente y de forma definitiva en Berlín. Desde entonces, y a través de sus libros, ha creado puentes entre las dos culturas a las que pertenece. Müller ha ejercido como profesora invitada en las universidades de Lisboa y Warwick (Reino Unido).

La escritora es autora de novelas como La piel del zorro (1992) y La bestia y el corazón y de ensayos como El rey se inclina y mata. Todos ellos abordan la vida bajo un régimen totalitario, aunque también tratan temas como la emigración. Como ella misma explica, estas cuestiones y sentimientos son aplicables no sólo a Rumanía puesto que están "fuera de un emplazamiento geográfico".

La autora posee otros prestigiosos galardones como el Weimar, el premio de Literatura de la Fundación Konrad-Adenauer. En 2005 le fue otorgado el premio de literatura berlinés, y en 2006 el premio Würth para Literatura Europea y el premio de literatura Walter-Hasenclever. Sus novelas se han traducido a una veintena de lenguas.

En su última novela, Atemschaukel, finalista del Premio del Libro Alemán 2009, cuenta la historia de un chico de 17 años que después de la II Guerra Mundial es llevado por los rusos para ayudar en un campo de trabajo a la reconstrucción de la Unión Soviética, en un destino que compartieron muchos miembros de la minoría alemana.

Mujeres de Nobel
Herta Müller es dede hoy la duodécima mujer que cuenta con el máximo galardón de las letras. Sus antecesoras fueron Selma Lagerloef (Suecia) en 1909; Grazia Deledda (Italia) en 1926; Sigrid Undset (Noruega) en 1928; Pearl Buck (Estados Unidos) en 1938; Gabriela Mistral (Chile) en 1945; Nelly Sachs (Alemania-Suecia) en 1966; Nadine Gordimer (áfrica del Sur) en 1991; Toni Morrison (Estados Unidos) en 1993; Wislawa Symborska (Polonia), en 1996; Elfriede Jelinek (Austria) en 2004; y la escritora británica Doris Lessing, galardonda en 2007.

El premio Nobel de Literatura se concede desde 1901. En las últimas ediciones han sido galardonados el escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio, la británica Doris Lessing (2007), el turco Orhan Pamuk (2006), el británico Harold Pinter (2005), la austriaca Elfriede Jelinek (2004), el surafricano John M. Coetzee (2003), el húngaro Imre Kertész (2002), el británico nacido en Trinidad Naipaul (2001), el francés de origen chino Gao Xingjian (2000), el alemán Günter Grass (1999), el portugués José Saramago (1998), el italiano Dario Fo (1997), la polaca Wislawa Szymborska (1996), el irlandés Seamus Heaney (1995), el japonés Kenzaburo Oe (1994), la estadounidense Toni Morrison (1993), el caribeño Derek Walcott (1992), la surafricana Nadine Gordimer (1991) y el mexicano Octavio Paz (1990), último escritor en español galardonado con este Premio.




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FOPLADE- Herta Muller - Intervista al Premio Nobel per la Letteratura 2009




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FOPLADE-A Prize That Shies From Predictability





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FOPLADE- Su obra....Herta Müller liest aus "Atemschaukel"




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FOPLADE-Herta Müller giving her Nobel Prize speech! Herta Müllers Nobelpreis spräche 2009!




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FOPLADE- Su Carita Felicidades !! a demás por ello.




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FOPLADE-Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009



Magalí Urcaray 8 de octubre de 2009

Herta Müller
La Academia Sueca acaba de anunciar que el Premio Nobel de Literatura de 2009 ha recaído en la poeta y novelista alemana Herta Müller, quien con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, dibuja el paisaje de los desposeídos.

Junto a Müller, los candidatos de mayor fuerza eran Amos Oz, Joyce Carol Oates, Philip Roth, Thomas Pynchon, Adonis, Assia Djebar, Haruki Murakami, Mario Vargas Llosa, Thomas Transtormer, Claudio Magris, Don DeLillo, Ismail Kadare, Ko Un o Milan Kundera.

Herta Müller nació en Nytzkydorf (Rumanía) en 1953, en el seno de una familia perteneciente a la minoría alemana del país. La convivencia entre dos culturas la llevó, desde muy temprano, a profundizar en el conocimiento de ambos países. Cursó estudios de filología germánica y rumana, y su primer libro, En tierras bajas, se publicó en 1982, tras cuatro años de espera y con supresiones impuestas por la censura rumana. Cuando dos años más tarde la obra se publicó en Alemania, ahora en su versión original, las autoridades rumanas prohibieron a Müller el derecho a publicar. ‘En tierras bajas’ se compone de quince relatos ambientados en una pequeña comunidad rural, en los que la autora narra las vidas de sus habitantes, marcadas por la desesperanza, los conflictos y las relaciones con el Estado:

No soportamos a los demás ni nos soportamos a nosotros mismos y los otros tampoco nos soportan,

dice a través de la voz de la niña que narra la historia. De hecho, la dictadura de Ceacescu es escenario de buena parte de sus obras, como El ser humano es un gran faisán en el mundo, en donde una familia alemana aguanta, con desesperación, un permiso para abadonar Rumanía. Su última novela publicada, ‘Atemschaukel’, está protagonizada por un joven de 17 años que es enviado a un campo de trabajo en la Unión Soviética, al concluir la Segunda Guerra Mundial.

Ha recibido, entre otros, los premios Aspekte (1984), Ricarda Huch (1987), Roswitha von Gandersheim (1990), Franz Kafka (1999) y Würth (2006). Desde 1987 reside en Berlín.

El Premio Nobel está dotado con diez millones de coronas suecas (980.000 euros) y la ceremonia de entrega tendrá lugar el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel. Es la décima ocasión en que se premia a un autor alemán (el último había sido Günter Grass en 1999). En 2008 el Nobel fue para Jean-Marie Gustave Le Clézio.

The nobel prize canal. VIDEO:

Sitio Oficial Nobel Prize


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FOPLADE- PERFIL El hombre que asombra al mundo
El presidente de Brasil se ha convertido en el líder indiscutible de América Latina y una referencia para todos los políticos. Brasil ha pagado este año toda su deuda, crece a buen ritmo y se ha llevado los Juegos de 2016

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO 10/12/2009


EL PAÍS SEMANAL ofrece este domingo su número especial 'LOS CIEN DEL AÑO'. Hombres y mujeres iberoamericanos que han marcado 2009. Retratados por Mariano Rajoy, Javier Solana, Lydia Cacho, Bigas Luna, Tom Ford, Vicente del Bosque y 91 firmas más. Como adelanto, el perfil del presidente de Brasil, Lula Da Silva, personaje del año 2009, trazado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero

Este es un hombre cabal y tenaz, por el que siento una profunda admiración. Lo conocí en septiembre de 2004, tras la incorporación de España a la Alianza contra el Hambre que él lideraba, en una cumbre organizada por Naciones Unidas en Nueva York. No podía haber sido mejor la ocasión.



Luiz Inácio Lula da Silva es el séptimo de los ocho hijos de una pareja de labradores analfabetos, que vivieron el hambre y la miseria en la zona más pobre del Estado brasileño nororiental de Pernambuco.

Tuvo que simultanear sus estudios con el desempeño de los más variopintos trabajos y se vio obligado a dejar la escuela, con tan sólo 14 años, para trabajar en la planta de una empresa siderometalúrgica dedicada a la producción de tornillos. En 1968, en plena dictadura militar, dio un paso que marcó su vida: afiliarse al Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo y Diadema.

De la mano de este hombre, siguiendo el sendero abierto por su predecesor en la Presidencia, Fernando Henrique Cardoso, Brasil, en apenas 16 años, ha dejado de ser el país de un futuro que nunca llegaba para convertirse en una formidable realidad, con un brillante porvenir y una proyección global y regional cada vez más relevante. Por fin, el mundo se ha dado cuenta de que Brasil es muchísimo más que carnaval, fútbol y playas. Es uno de los países emergentes que cuenta con una democracia consolidada, y está llamado a desempeñar en las décadas siguientes un creciente liderazgo político y económico en el mundo, tal y como ya viene haciendo en América Latina con notable acierto.

Lula tiene el inmenso mérito de haber unido a la sociedad brasileña en torno a una reforma tan ambiciosa como tranquila. Está sabiendo, sobre todo, afrontar, con determinación y eficacia, los retos de la desigualdad, la pobreza y la violencia, que tanto han lastrado la historia reciente del país. Como consecuencia de ello, su liderazgo goza hoy en Brasil del respaldo y del aprecio mayoritarios, pero mucho más importante aún es la irreversible aceptación social de que todos los brasileños tienen derecho a la dignidad y la autoestima, por medio del trabajo, la educación y la salud.

Superando adversidades de todo orden, Lula ha recorrido con éxito ese largo y difícil camino que va desde el interés particular, en defensa de los derechos sindicales de los trabajadores, al interés general del país más poblado y extenso del continente suramericano. Sin dejar de ser Lula, en esa larga marcha ha conseguido, además, ilusionar a muchos millones de sus conciudadanos, en especial aquellos más humillados y ofendidos por el azote secular de la miseria, proporcionándoles los medios materiales para empezar a escapar de las secuelas de ese círculo vicioso.

Al mismo tiempo, en los siete años de su presidencia, Brasil se ha ganado la confianza de los mercados financieros internacionales, que valoran la solvencia de su gestión, la capacidad creciente de atraer inversiones directas, como las efectuadas por varias compañías españolas, y el rigor con que ha gestionado las cuentas públicas. El resultado es una economía que crece a un ritmo del 5% anual, que ha resistido los embates de la recesión mundial y está saliendo más fortalecida de la crisis.

Tras convertirse en el presidente que accedía al cargo con un mayor respaldo electoral, en su cuarto intento por lograrlo, Lula manifestó que es inaceptable un orden económico en el que pocos pueden comer cinco veces al día y muchos quedan sin saber si lograrán comer al menos una. Y apostilló: "Si al final de mi mandato los brasileños pueden desayunar, almorzar y cenar cada día, entonces habré realizado la misión de mi vida".

En ese empeño sigue este hombre honesto, íntegro, voluntarioso y admirable, convertido en una referencia inexcusable para la izquierda del continente americano al sur de Río Grande. Tiene una visión del socialismo democrático que pone el acento en la inclusión social y en la justicia medioambiental para hacer posible una sociedad más justa, decente, fraterna y solidaria.

Brasil ocupará pronto un lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, está a punto de convertirse en toda una potencia energética y en 2014 albergará el Campeonato Mundial de Fútbol. Cuando nos vimos en octubre en Copenhague, Lula lloraba de felicidad, como un niño grande, porque Río de Janeiro acababa de ser elegida ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos de 2016. La euforia que le inundaba no le impidió tener el temple necesario para venir a consolarme porque Madrid no había sido elegida y fundirnos en un abrazo.

A mí no me extraña nada que este hombre asombre al mundo.





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FOPLADE-Paulo Coelho - Join the Davos Debates 2010






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martedì 8 dicembre 2009

FOPLADE- Only save the World.





Criterios y opiniones.

domenica 6 dicembre 2009


FOPLADE- ENTREVISTA a Jacques Delors Ex presidente de la Comisión Europea

"Si Europa no se integra, mandarán EE UU y China"

XAVIER VIDAL-FOLCH 06/12/2009


A este tipo no le envejece el cerebro. Cumplidos los 84 años, le sigue titilando a través de los claros, traviesos ojos azules de siempre. Si acaso, se toma más respiro entre párrafo y párrafo, escucha más pacientemente, se deja interrumpir. Pero sigue siendo el Jacques Delors químicamente puro. El que no para, el que acaba de publicar su enésimo libro, Invertir en lo social, el que predica con ocasión y sin ella por una Unión Europea (UE) más fuerte, más articulada, más unida.


Delors es un mito, por la simple razón de que casi todos los logros decisivos alcanzados en los últimos decenios han llevado en uno u otro grado su impronta: desde el mercado interior a la moneda única; desde la política de cohesión a las grandes redes de transporte; desde la ciudadanía europea al programa Erasmus; desde la ampliación mediterránea, con España y Portugal, a la reunificación alemana y continental tras la caída del muro, hace ahora veinte años. Un mito agrandado por la comparación de su liderazgo con los actuales, ejercicio que desemboca en la melancolía o en la irritación. Y eso que sólo presidió la Comisión Europea durante diez años.

En esta entrevista, realizada en la sede parisiense de su fundación Notre Europe, una gran cocina de ideas europeístas, se muestra muy crítico, pero optimista sobre el futuro continental. A condición de que la UE produzca no sólo bomberos, sino también arquitectos; de que opte claramente entre "supervivencia o declive", de que los gobiernos dejen de barrer para casa y piensen a largo plazo, si quieren que, entre EE UU y China, Europa exista.

Se batió en favor de una gobernanza económica mundial. Y contempla ahora al actual G-20 como un esbozo, insuficiente, de la misma. Sostiene que la actual crisis económica deriva de haber convertido la "creación de valor" en una ideología más y de haber perdido la noción de riesgo. Cristiano y socialista, considera que aunque la socialdemocracia pierde en las urnas ha ganado en el terreno de los hechos, y clama por recuperar sus valores originales.

Pregunta. Europa está superando la crisis, pero la recuperación será lenta y débil. ¿Qué debe hacerse?

Respuesta. Efectivamente, en el segundo y tercer trimestre hemos notado un repunte en las economías, sobre todo en China y en Europa. Que esta recuperación continúe depende en parte de cuántos bancos oculten todavía activos tóxicos. Prefiero ser prudente, para evitar sorpresas, y un poco desconfiado. Prudencia, porque los activos tóxicos se extendieron mucho. No sólo están en el sector inmobiliario de Estados Unidos. Influyen en otros ámbitos: todo lo relacionado con la especulación en Bolsa o los precios de las materias primas. Pero aunque la recuperación continúe, no impedirá que el paro siga aumentando y seguiremos con demasiado endeudamiento.

P. Por tanto hay que seguir siendo keynesianos.

R. No diría que los gobiernos hayan sido muy keynesianos. Keynes no creía que el mercado pudiera tomar las mejores decisiones. No lo reduzcamos a su visión sobre la intervención de los Estados. Lo básico es que no confiaba en la capacidad del mercado para alcanzar los arbitrajes y equilibrios necesarios. Pensaba que los hombres actores no eran en conjunto lo bastante sabios como para evitar las crisis. De hecho, hay muchos paralelismos entre la crisis de 1929 y la de 2008.

P. ¿Por qué la banca se deslizó hacia la especulación sin límites?

R. Porque la "creación de valor" se convirtió en una ideología, que, al mismo tiempo, motivaba y justificaba el comportamiento de las finanzas. Algunos banqueros me decían: "Usted no comprende lo que es la creación de valor; es el aumento de las cotizaciones de Bolsa". Esta ideología se había vuelto tan potente que perdieron la noción del riesgo, individual y sistémico. Quizá añoro el capitalismo de antes, basado en el trabajo. Hoy en día se crea riqueza incluso antes de que se produzca.

P. El G-20 ha amenazado a los paraísos fiscales y ha discutido los bonus de los banqueros. ¿Es suficiente?

R. La opinión pública considera escandaloso que algunos ganen tanto dinero. Limitar los bonus contribuye a recuperar la conciencia de riesgo. El sistema financiero debe ser consciente del riesgo y financiar la innovación económica. Nada de eso está garantizado porque algunos líderes sólo piensan en el interés de su posición financiera. No hemos hecho más que empezar. Queda mucho por hacer.

P. Se discute aún quién fue el responsable de la recesión, si los bancos o la Reserva Federal, por laxa y desreguladora.

R. La responsabilidad no es sólo de EE UU, ése es un argumento europeo demasiado fácil. Cierto que su política monetaria fue acomodaticia y laxa. Cierto que derogaron la distinción entre un banco comercial y un banco de negocios. Pero la crisis ha contaminado a Europa. Por culpa del Consenso de Washington, cuyo mensaje a los países en vías de desarrollo ha sido: "Tenemos las soluciones para permitir que muráis, eso sí, bien curados". Ese consenso propició la desregulación, la desconfianza hacia el gasto del Estado... Y los Estados aceptaron ese orden financiero, fueron sus cómplices.

P. O sea, las decisiones del G-20 todavía no construyen una alternativa.

R. Todavía no. Falta abordar algunos problemas, como la agricultura. ¿Es una actividad de ámbito mundial? ¿O de orden regional-nacional, indispensable para cada país? Si decimos que los países en vías de desarrollo tienen que asegurar entre un 60% y un 70% de sus necesidades alimentarias, entonces hay que cambiar el sistema de las grandes sociedades comerciales que hegemonizan el mercado. La mejora de estos países requiere tecnología avanzada, que permite utilizar menos agua y obtener mejores resultados. O cuando les alertamos por su laxitud presupuestaria, ¿distinguimos entre los gastos que favorecen su futuro, como la educación y la sanidad, o les pedimos, como hizo el FMI, que recorten todo gasto sin distinción? O, si hay grandes potencias emergentes, ¿no tienen que cargar también con su parte de la responsabilidad mundial? Eso afecta también a las monedas, sobre todo a la china.

P. Ahora resucita el debate sobre el no-sistema monetario universal.

R. El dólar sigue siendo indispensable y corrosivo al mismo tiempo. Deberíamos plantearnos ya un sistema monetario mundial basado en una cesta de monedas. Porque el dólar es un yoyó y los estadounidenses se han aprovechado de eso para endeudarse más allá de lo razonable. Ahora están en cierto modo en manos de los chinos. Los responsables de la unión monetaria y económica europea tienen que asumir su responsabilidad, no para que el euro sustituya al dólar, sino para que contribuya a crear un sistema monetario mundial más equilibrado. ¿Cuántos gobiernos están sufriendo por la caída del dólar o por razones vinculadas únicamente a la especulación?

P. China tiene mayor responsabilidad.

R. Pero nosotros no proponemos nada. Para proponer algo tiene que haber mucha más cooperación entre nosotros. No, cada uno está en lo suyo. Alemania gobierna en Berlín; Francia se ha convertido en "la Gran Francia", el Reino Unido cada vez es más antieuropeísta.

P. China es hoy el gran mito. Pero también lo fue Japón en los ochenta. Y se esfumó.

R. Se desplomó por razones no económicas. China también puede toparse con dificultades sistémicas. Pero está siendo gobernada de forma razonable y con sentido del largo plazo. Es una economía de mercado con un sistema político centralizado, un caso único. Aguanta. Y si Europa no va con cuidado, dentro de 10 años puede que tengamos un mundo dirigido a dos manos: EE UU y China.

P. No es seguro que la contribución de ambos a la cumbre de Copenhague vaya a ser positiva.

R. Pero hay que felicitar a los europeos porque se han comprometido en la lucha contra el deterioro del medioambiente. Eso implica que tendremos un crecimiento más sobrio. Y los resortes de un crecimiento sobrio y sostenible no son los mismos que los de la sociedad de consumo. ¿Cómo encontraremos fuentes de empleo alternativas? Es necesario que la revolución ecológica cree muchos puestos de trabajo. Además, hasta el año 2030 la población activa de la Unión Europea disminuirá en 20 millones y los mayores de 65 años aumentarán en 40 millones. Tenemos pues un problema, si queremos mantener los valores y los logros del Estado de bienestar. Endeudamiento, crecimiento sobrio y Estado de bienestar constituyen nuestro triángulo de las Bermudas para los países europeos en los próximos años.

P. Usted siempre defendió no sólo un sistema de gobierno europeo, sino también un esbozo de sistema de gobierno económico mundial.

R. En 1983 propuse crear un consejo de seguridad económica en el que estuvieran representados los principales países del mundo y las zonas regionales. Que podría debatir con los grandes organismos internacionales y monetarios, el Banco Mundial, el FMI o la OMC, para alcanzar un diagnóstico compartido. Pero entonces sólo un jefe de Estado me apoyó.

P. Ahora tenemos el G-20.

R. Sí, y empieza a corresponderse con la idea que propuse. Es un esbozo, no de gobierno mundial, pero sí de regulación mundial. Algo es algo. Me alegro de este paso. La prioridad jurídica en nuestro orden internacional es la ONU. Por tanto, creo necesario que se establezca entre Naciones Unidas, que ostenta la máxima legitimidad, y este G-20 económico y financiero. De lo contrario será difícil avanzar. La gente dirá: ¿es legal?, ¿es aceptable?

P. ¿No nos olvidamos velozmente de las lecciones recientes? Aunque el G-20 ha dado pasos que eran impensables hace algunos años, los resultados de la secuencia de sus tres últimas cumbres han sido declinantes.

R. Tiene usted razón. Pero eso se debe a que de la noche a la mañana no se pueden borrar los intereses nacionales. Y a que la UE llega ahí con más proyectos nacionales fragmentados que comunitarios. La UE no ha conseguido aún lo que era mi esperanza y mi empeño: un espíritu de auténtica cooperación, que es lo que nos permite maximizar nuestra ventaja colectiva.

P. Falla su viejo lema: "La competencia que estimula, la cooperación que refuerza y la solidaridad que une".

R. La competencia del mercado único fue bien hasta la crisis. Pero con ella cada país tomó medidas divergentes, como en la industria automovilística, que sigue siendo parte esencial de nuestra potencia industrial. Cada uno ha barrido para casa, hemos ido sumando distintos programas. Y sin cooperación no hay integración, así que la UE carece de un punto de vista unificado y de instrumentos económicos adecuados para trabajar por un gobierno mundial. Muchos Estados alaban su propia labor diciendo que han desempeñado la función de bomberos. Hay bomberos. Pero no arquitectos. Europa todavía no ha escogido seriamente entre la supervivencia o el declive. Mientras, vea cómo progresan China, India, México, Suráfrica o Brasil. No suscribo un nacionalismo europeísta exacerbado, pero quiero que mis hijos y mis nietos vivan en un continente que sepa hacerse respetar y que tenga una cierta influencia. Hay que volver a dar la voz de alarma.

P. Acaba de decir "supervivencia o declive".

R. La demografía es el parámetro económico más seguro. Europa suponía un 15% de la población mundial a principios del siglo pasado; un 6%, actualmente, y descenderá al 3% en 2050. Necesitamos un liderazgo con visión a largo plazo y no con discurso cortoplacista.

P. Muchos sienten nostalgia de la época Kohl-Mitterrand-Delors.

R. Y González. Y Lubbers. Hubo otros. Es falso eso que dicen algunos: "Delors se ponía de acuerdo con Kohl y Mitterrand, y el resto lo único que podía hacer era callarse". Quiero relativizar mis propios méritos. Los belgas Maertens y Dehaene, los luxemburgueses Santer y Juncker, el portugués Cavaco Silva, los italianos Andreotti y Ciampi..., todos jugaban un papel. Hoy es distinto.

P. Hoy proliferan los líderes débiles, enfermos de nacionalismo estrecho. ¿Por qué?

R. Porque la crisis económica es también del modelo de crecimiento, basado en la adquisición de riquezas, endeudándose, más que en las rentas, y una crisis de valores. Los líderes se refugian en las raíces, vuelven a los egoísmos nacionales de los años treinta, para justificar ante sus ciudadanos las medidas a corto plazo. Nadie pone de relieve la acción de Europa. Todos dicen que han ganado en las cumbres frente a los demás, y encima a los pocos días se reclaman partidarios de una Europa fraternal. Los medios de comunicación se apuntan al corto plazo, olvidan la tragedia del día anterior, lo que aboca al trastorno de la jerarquía, de lo que es importante, lo que es grave, lo que concierne a nuestra existencia, a nuestra moral. El tren de los valores ha descarrilado.

P. La UE parece haber perdido una década hablando de tratados, de Amsterdam a Niza, a la Constitución y a Lisboa, y de programas como la agenda de Lisboa, que no han funcionado.

R. Hemos perdido tres grandes ocasiones. Una fue el Consejo Europeo de Lisboa de 1992: antes de ampliarse, la Unión debió ordenar su casa y preguntarse cómo funcionar con 25 Estados miembros. Luego, en la crisis yugoslava, los gobiernos se dividieron. Y finalmente no han querido equilibrar la política monetaria, el euro, con la política económica. Eso habría expandido el espíritu integrador, nos mostraríamos al mundo como un instrumento sólido y ejemplar. Eso permitiría a los europeos reencontrar el optimismo. La opinión pública dejaría de pensar que Europa no protege. Claro que protege, pero no estimula. No estimula ni la innovación, ni el crecimiento, ni la creación de empleo.

P. ¿Por qué la unión económica sigue en mantillas?

R. Debiera haber una auténtica coordinación de las políticas económicas nacionales. Nunca han querido hacerla, porque los ministros de Finanzas, cuando se reúnen, no revelan todos sus programas, no quieren que se les proponga lo que pueden hacer. Y apenas sale nada.

P. Al menos el euro aguanta y ya es irreversible.

R. Por supuesto. Hemos vivido casi un milagro, que fue llegar en Maastricht a un acuerdo -con la excepción del Reino Unido- para la creación del euro. Es un hito de la historia europea. Alemania y Francia tenían sensibilidades distintas en cuanto a la crisis yugoslava y las dejaron de lado.

P. Escribió usted en sus memorias. "La Comunidad Europea es el centro de gravedad de la historia de Europa". Algunos le creímos. Pero ya no sabemos si sigue siendo así.

R. Sí, todavía es posible. La ampliación al Este no se realizó en las condiciones adecuadas. Pero nuestros viejos países tuvieron la valentía de abrir sus puertas a sus hermanos del Este después de décadas de regímenes totalitarios. Podrían haberlo hecho mejor, pero lo hicieron. Demostraron que Europa sigue siendo generosa a veces, que comprende a los demás. Los europeos se dijeron que Europa no se define sólo por nosotros mismos, sino en relación con los retos de nuestra historia. La incorporación de Grecia, España y Portugal fue un milagro, fueron unos socios perfectos, entusiastas, incitadores. Ese periodo fue magnífico. Con los países del Este quizá ha sido más difícil. No nos conocíamos tan bien. Pero al fin y al cabo eso subraya que Europa es capaz de hacer grandes cosas.

P. Es más difícil porque no se profundizó, no se modificaron las reglas al mismo tiempo que se ampliaba.

R. Está claro. No habíamos decidido cómo funcionar con 27, pese a las advertencias que lanzamos algunos. Y ahora, los nuevos miembros, pero también otros como la Alemania de Merkel, desdeñan utilizar las cooperaciones reforzadas, la diferenciación. Hagámonos esta pregunta: "¿Habría existido Schengen, la libertad de circulación de las personas con unanimidad?". Es normal que, en cierto momento, haya algunos que vayan más allá, respetando la opinión general. Hay muchos ejemplos. Establecer el equilibrio entre lo económico y lo monetario es una cooperación reforzada. Crear una comunidad de energía entre los países productores, también.

P. Al final Europa es un club con reglas para entrar, pero no para expulsar.

R. Sí, porque está triunfando la mentalidad de la OCDE, una organización útil, pero que funciona bajo el principio de la intergubernamentalidad. Si la Unión hubiera funcionado así, no habría registrado ningún progreso en los últimos 30 años. Ahora los gobiernos arrinconan el método comunitario, según el cual la Comisión desempeña una función clave, el derecho de iniciativa, y el Parlamento toma decisiones conjuntas con el Consejo. Están amarrados a lo intergubernamental, a los intereses particulares. ¿Quién se preocupa a diario de los intereses comunes? Eso facilita los secuestros de la voluntad mayoritaria común. Para evitarlos, ni siquiera habría que cambiar el tratado. Bastaría aplicar la diferenciación. Y si hubiera que cambiarlo, habría que poder prescindir de los que siempre frenan. Porque un Estado miembro puede decir, "me voy". Pero falta una disposición que diga: "Querido amigo, no está de acuerdo en nada, así que fuera". Hay que revalorizar los valores. La crisis de valores consiste en que vivimos en un mundo en el que todo se puede comprar. Los surrealistas defendían los "sueños que el dinero no puede comprar". Hay que volver a soñar.

P. En estas condiciones seguir ampliando sin límite a todos los candidatos puede resultar suicida.

R. Tenemos algunos deberes históricos, por ejemplo en los Balcanes. La motivación de los padres fundadores era establecer la paz. Es posible gestionar una Unión a 32 si lo hacemos con el método comunitario y ordenando la casa, emprendiendo las reformas necesarias con carácter previo. Si lo hacemos como ahora, acabaremos como la Sociedad de Naciones, diluidos, porque cualquier país puede bloquear. Y la alternativa no son los triunviratos en los que sueñan los países grandes, los demás no lo aceptarían.

P. No facilita las cosas la total desorientación de la socialdemocracia.

R. La socialdemocracia no gana ahora en las urnas. Pero ha ganado en el terreno de los hechos. La crisis habría sepultado a Europa si no hubiese tenido el Estado del bienestar: es la base de la UE, y la UE lo refuerza. La socialdemocracia tiene un problema con la globalización. Sus pilares eran: reformismo frente a la revolución; equilibrio entre Estado y mercado; compromiso entre el capital y el trabajo. Tuvo éxito. Hoy es más difícil encontrar nuevos márgenes para el equilibrio entre Estado y mercado. Sólo pueden ser supranacionales, por eso la socialdemocracia es europeísta. Y aún es más difícil el compromiso entre el capital y el trabajo, porque desciende la afiliación sindical, los trabajadores están más individualizados. El individualismo y las concesiones que ha hecho la socialdemocracia han roto el equilibrio básico al que ésta aspiraba, el equilibrio entre individuo y sociedad. La sociedad no debe aplastar al individuo y el individuo no debe desarrollarse en detrimento de la sociedad. Para recuperar ese equilibrio los socialdemócratas deben evitar adoptar los valores dominantes en la sociedad, el éxtasis del consumo y del mercado, el cortoplacismo. Hay que recuperar los valores de la cordialidad, de la reflexión, del tiempo, de la comunidad, de la familia y de la solidaridad. ¿Cuántas personas se han quedado sin tiempo para vivir, reflexionar y realizarse?

P. La derecha está también descolocada, pero gana.

R. Ésta no olvida jamás quiénes son sus electores. Y ha adoptado el pragmatismo, a saber, cuando le conviene utiliza los conceptos de la izquierda para desarbolarla. De manera que la izquierda ya no es siquiera dueña de su propio vocabulario. Debe esforzarse en recuperarlo.

P. Y mientras, en EE UU la izquierda se ha abierto paso.

R. Cuando Barack Obama salió elegido yo no era tan entusiasta como algunos. Pero le apoyo. Conozco las dificultades a las que se enfrenta. Mantengo mi confianza, por su experiencia personal, por su labor de solidaridad en Chicago, por su conocimiento de la gente y su nueva visión de su país, por ese aire fresco que era indispensable para que EE UU siguiese desempeñando una función en el mundo. La mantengo, no como tantos medios de comunicación que, después de quedar fascinados y situarle en un pedestal, le atacan sin piedad por sus dudas en Afganistán y sus problemas para implantar la reforma sanitaria. Los medios están inmersos en el cortoplacismo y en el sensacionalismo, juegan a lo instantáneo de las emociones. ¡No caigan en eso!

P. ¿Podrán concertarse esta UE y estos EE UU?

R. De momento, salvo en los Balcanes, Europa apenas ha demostrado su capacidad para alcanzar esa concertación. Pero la deseo y la espero.




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domenica 29 novembre 2009


FOPLADE- MOISÉS NAÍM Los textos secretos de Lula

MOISÉS NAÍM 29/11/2009


Éste es un memorando que los asesores del presidente de Brasil enviaron a su jefe: "Le recomendamos que reciba en visita de Estado a su colega iraní, Mahmud Ahmadineyad. Seguramente esta decisión será criticada, pero esa visita tendrá para usted y Brasil más beneficios que costos: 1) Su foto recibiendo al presidente iraní reafirmará ante el mundo que tenemos una política internacional independiente de Estados Unidos, al que no tememos ofender o irritar. 2) Como nuevo actor global, Brasil puede y debe desempeñar un papel protagónico en las principales negociaciones de estos tiempos. La que desarrollan EE UU, Europa, China y Rusia con Irán sobre su programa nuclear es muy importante, y Brasil no debe quedarse al margen. Podemos convertirnos en actores indispensables para disminuir las fricciones con Irán. Es más, nuestro país también puede mediar en Oriente Próximo. Brasil es grande, exitoso, no alineado y no tiene conflictos de interés en esa región donde los actores tradicionales carecen de ideas y credibilidad. Y usted, señor presidente, tiene prestigio. Podemos aportar una nueva perspectiva y ser vistos como paladines de la paz en el mundo. Esto nos daría más influencia en negociaciones relacionadas con nuestros intereses inmediatos. 3) Los esfuerzos para que Brasil llegue a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU se verían fortalecidos con el voto de Irán".

El presidente brasileño se ha equivocado en su apoyo a Irán

El presidente de Brasil estuvo de acuerdo e invitó a Mahmud Ahmadineyad, ofreciéndole una calurosa bienvenida. Días después de la visita, recibió esta carta de un buen amigo: "Querido Lula. Como sabes, no me gusta molestarte. Como también sabes, me siento muy orgulloso de ti. Pero hoy te escribo con el derecho que me dan los años que pasamos juntos luchando como líderes sindicales cuando, en este país, organizar a los trabajadores y oponerse al régimen militar era un delito. Sentí una gran tristeza cuando te vi abrazando al presidente de Irán. ¿Pensaste en ese momento, viejo compañero, que si tú y yo hubiésemos estado hoy en Irán haciendo lo que hicimos en Brasil cuando éramos jóvenes -protestar contra la dictadura- ese presidente que tú abrazaste nos estaría condenando a muerte? La televisión oficial iraní anunció las sentencias a muerte de ocho personas. ¿Su delito? Protestar contra el Gobierno y contra la que ellos consideran que fue una elección fraudulenta del presidente a quien recibiste con todos los honores. En otras palabras, Lula, van a morir a manos de tu huésped por ser hoy como fuiste tú cuando tenías su edad y, al igual que ellos, no podías soportar callado los abusos de la dictadura. Además, en Irán, centenares de estudiantes y líderes políticos están en la cárcel y algunos seguramente estaban siendo torturados mientras tú ofrecías un banquete al responsable de estos hechos. No objeto que hayas invitado a este tirano: comprendo esos cálculos de Estado. Y espero que, en privado, le hayas hecho saber que a los brasileños no nos gustan los Gobiernos que matan a sus opositores. Pero me entristeció verte de la mano con él. Sus manos están manchadas de sangre, las tuyas no.

Estuve de acuerdo contigo cuando le dijiste al mundo que si un país como Irán desea tener un programa nuclear con fines pacíficos, debe poder hacerlo. Pero Irán no merece tu defensa. El primer ministro de India, Manmohan Singh, se opuso sin ambigüedades al programa iraní. Sin ambigüedades, Lula. Días después de tu espaldarazo, 25 países emitieron un voto de censura contra Irán. La comunidad internacional no cree a tu huésped de honor cuando dice que no está intentando producir bombas atómicas. Hasta China y Rusia, que tienen muchos más intereses que Brasil en Irán, respaldaron la resolución. ¿Tus asesores no te alertaron del riesgo que corrías apoyando a un líder sangriento? Sé que la política internacional requiere maniobras y compromisos. Lo que no entiendo es que hayas estado dispuesto a ignorar tan públicamente los principios que te hicieron ser lo que eres. Sé que aún estás aprendiendo a ser un líder mundial. Pero recuerda que no vale la pena serlo si para eso debes dejar de ser quien eres".

Estos textos ni son secretos, ni son verdaderos. Los he inventado yo. Pero si bien son sólo producto de mi imaginación, su mensaje central refleja una realidad que hoy le es obvia hasta al propio Lula: se equivocó.




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FOPLADE- ENTREVISTA: PERSONAJE El 'blog' que mueve la isla

MAURICIO VICENT 29/11/2009


Comenzó su bitácora como un "exorcismo". Ahora es más que un emblema de la crítica al Gobierno cubano. Yoani Sánchez ha transformado la manera de hacer disidencia. Y denuncia que fue golpeada por ello.

Hace seis años, la filóloga cubana Yoani Sánchez era sólo una emigrada más a la que le iba regular, tirando a mal. Vivía en Suiza, adonde había llegado "empujada por el desencanto y la asfixia económica", y allí criaba a su hijo, Teo. Yoani tenía entonces 28 años, y trabajaba en una librería y en todo lo que podía. Nunca había pensado en crear un blog, pero la vida resultó tan terca como ella. En 2004, debido a razones familiares, Yoani regresó a Cuba a la brava, saltándose todas las normas del Gobierno que impiden a los exiliados volver a su país si no es de turismo. Ya en La Habana, junto a su marido, el periodista Reinaldo Escobar, se metió de lleno al mundo de la informática y fundó la revista independiente de reflexión y debate Consenso. En abril de 2007, aburrida y hastiada, Yoani creó Generación Y simplemente como "un ejercicio de exorcismo personal".

"Había un fermento necesitado de una chispa y una generación que había callado durante mucho tiempo"

b>"Con un móvil y una camarita se puede hacer temblar al poder. Todo lo que sucede en Internet es así, arrasador"

Al principio, su bitácora fue sólo eso. No había pretensiones políticas en aquella "terapia", y mucho menos Yoani tenía conciencia de que las "desencantadas viñetas de la realidad" que colgaba en el ciberespacio podían llegar a convertirse en un emblema contestatario y de denuncia del régimen. A lo más, aspiraba a ser una voz de su generación: la de los nacidos en la Cuba de los años setenta y ochenta, jóvenes "marcados por el racionamiento, las escuelas en el campo, los muñequitos rusos, el paternalismo, las salidas ilegales, la doble moral y la frustración".

Un día Yoani hablaba en su blog del problema del transporte. Otro criticaba la discriminación de los cubanos en las instalaciones turísticas. Otro fustigaba el anacronismo del permiso de salida, o los muros impuestos a Internet en la isla, o el estado calamitoso de los hospitales, o el deterioro de los valores en su país? Todo en un país en el que no hay libre acceso a Internet y donde una tarjeta de una hora de conexión equivale a una semana de salario de un profesional de nivel.

El atrevimiento y el estilo retador de Yoani, así como la frescura de sus palabras, alejadas del mensaje de la vieja disidencia, llamaron la atención de internautas y periodistas. Y llegaron las primeras entrevistas? "La vida no está en otra parte, está en otra Cuba", dijo en la primera que realizó con este diario, allá por noviembre de 2007.

Generación Y despegó? y Yoani comenzó a recibir cientos de elogios y también críticas. Algunos de los que hoy la defienden la acusaron entonces de agente raulista. Ella se reía. Las autoridades, al principio, se limitaron a ignorarla; pero estaba claro que no hacía ninguna gracia aquella irreverencia en un área sensible y tan difícil de controlar como Internet.

Dos años después, la situación es radicalmente distinta. En abril de 2008, Yoani Sánchez obtuvo el Premio Ortega y Gasset de periodismo, concedido por EL PAÍS, en la categoría de trabajo digital. Fue seleccionada por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo, en el apartado de Héroes y Pioneros. Generación Y fue elegido en 2009 entre los 25 mejores blogs del mundo, una selección hecha por Time y la cadena norteamericana CNN. Además, en este tiempo Yoani fue distinguida con el máximo galardón de los Premios BOB, así como una mención especial en el prestigioso Premio de periodismo María Moors Cabt, de la Universidad de Columbia. Y múltiples honores más.

Otro dato confirma que Yoani dejó de ser una simple bloguera para convertirse en todo un fenómeno: en septiembre, Generación Y registró 14 millones de entradas, y eso sólo en español, ya que esta bitácora está traducida a 16 lenguas. A mediados de noviembre, las referencias a Sánchez en el buscador Google se acercaban al millón, y su biografía en Wikipedia era casi del mismo tamaño que la de Fidel Castro.

Paradójicamente, el fenómeno Yoani ha ocurrido de espaldas a la mayoría de los cubanos. Además de que el acceso a Internet en la isla es muy reducido, desde marzo de 2008 las autoridades utilizan un filtro informático ralentizador que bloquea la entrada a Generación Y. Sin embargo, algunos de sus escritos circulan en memorias flash o a través de cadenas de correos electrónicos, sobre todo en La Habana. Yoani no puede acceder directamente a su plataforma ni ver su blog, por eso dice que es una "bloguera ciega". Esto la ha hecho recurrir a la ayuda de amigos y colaboradores en el extranjero, a quienes envía sus correos por e-mail o incluso les dicta los textos por teléfono.

Varios son los factores que han contribuido a su éxito. Según Yoani, "había un fermento necesitado de una chispa y una generación que había callado durante mucho tiempo", lo que, sumado a la aparición de las nuevas tecnologías, la convirtió a ella en las "dos piedras que se frotan". "Yo camino sobre un terreno nuevo que permite que la voz se amplifique a unas dimensiones increíbles", dice, consciente de que hoy con un teléfono celular y una camarita se puede "hacer temblar al poder". "Todo lo que sucede en Internet es así, arrasador. Pero eso no significa que antes no se hicieran cosas valiosas, sino que no se disponía de esa herramienta".

Con independencia de ideologías y posiciones políticas, para muchos Yoani representa la reivindicación de dos ideas vitales, de ahí la formidable pegada de su propuesta. El académico exiliado Haroldo Dilla lo resume a la perfección: Yoani rescata "el derecho de ella, de sus amigos y amigas blogueros y de los varios millones de cubanos (exiliados incluidos) a vivir en su país, opinar libremente y obrar en consecuencia". Y en segundo lugar está "el deber que tienen los que detentan las posiciones de poder de abrir los espacios públicos a todas esas opiniones".

Muchos piensan que Yoani ha conectado con una realidad posrevolucionaria que cada vez gana más terreno? Si la vida en Cuba es cada vez más blogger, ella ha sabido ocupar un espacio que ni el Gobierno ni la disidencia tradicional parecen capaces de llenar? "Hoy no se puede vivir de espaldas a la información y a Internet. Y contra más el Gobierno se empecine y demore en reconocer el fenómeno, antes entraremos por la puerta de atrás", advierte Yoani.

¿Ciberdisidente? No. En todo caso, "ciberactivista", dice. Yoani rechaza ser opositora y tener programa político, ni siquiera un "color político". Hace dos años lo dijo claramente: la gente de su generación "no se define ni de izquierdas ni de derechas; éstos son conceptos cada vez más obsoletos". Estas palabras provocaron la reacción de Fidel Castro en junio de 2008. En un prólogo a un libro sobre Bolivia, el líder comunista lamentó que hubiera "jóvenes cubanos que piensen así" y criticó a aquellos que amplificaban su discurso y la premiaban.

Ella se lo tomó como "una condecoración". Pero también como el primer cruce de espadas. Poco a poco Yoani fue abandonando el ámbito privado de su blog. Y de las reflexiones en voz alta pasó a las acciones de calle. Un día desplegó una pancarta en un concierto para pedir la libertad del rockero Gorki Ávila. Otro tomó el micrófono durante una acción plástica en la décima Bienal de La Habana, donde realizó una encendida defensa de la libertad de expresión. "No sigamos esperando que nos autoricen entrar en Internet, a tener un blog o a escribir una opinión. Ya es hora de saltarnos el muro del control", dijo en aquella ocasión.

Simultáneamente, mientras su discurso tomaba cuerpo, Yoani empezó a acumular permisos denegados para salir del país a recoger sus premios. Sus detractores dijeron que cada galardón internacional y cada facilidad que recibía eran interesados y la fabricaban como opositora a la medida, en creciente sintonía con las posiciones de Washington y Miami.

A principios de año lanzó Voces Cubanas, una plataforma para que los blogueros de la isla tuvieran forma de expresar sus opiniones. Más recientemente se coló disfrazada con una peluca en un debate sobre Internet, organizado por la revista Temas, en el que se impidió la entrada de blogueros y disidentes. El último capítulo tuvo lugar el 6 de noviembre de 2009. Ese día, Yoani denunció que, junto a otros amigos, fue "secuestrada" durante 20 minutos y golpeada por presuntos agentes de la policía secreta para impedirle asistir a una manifestación en un céntrico barrio de La Habana.

Nos cuenta la agresión golpe a golpe, apoyada en una muleta, en el mismo apartamento donde la entrevistamos hace justo dos años. Hay una diferencia. En aquella ocasión, la sala estaba vacía. Hoy, unas 25 personas toman apuntes, pues desde finales de octubre aquí funciona una academia blogger. Se imparten clases de ética y derecho, cultura cubana, fotografía, técnicas periodísticas y herramientas para blogueros como Word Press, Blogspot o Twitter (por supuesto, la maestra de esta última asignatura ya saben quién es). Llama la atención que no se habla de política, aunque sin duda Yoani acaba de dar una vuelta de tuerca al pulso que sostiene con el Gobierno.

En la isla hoy existen unos 50 blogs. La idea, dice, es que dentro de unos años haya miles. "De jardinería, de cocina, de lo que sea? lo importante es que la gente pueda expresarse con libertad". Éste es su punto. Según Haroldo Dilla y otros analistas, Yoani, a sus 34 años, "es la figura emblemática de un nuevo tipo de oposición política que da aire a los agotados disidentes". Ella asegura que no pretende ocupar ningún espacio, aunque sí piensa que los blogs están llamados a ser un motor de cambio en Cuba, no en el sentido político, pero sí "ciudadano". En su opinión, el verdadero factor de cambio en su país "es que la realidad es cada vez más opositora".




Criterios y opiniones.

mercoledì 18 novembre 2009


FOPLADE- Todo depende con el ojo con que se mira.




Criterios y opiniones.

domenica 15 novembre 2009


FOPLADE- TED Ideas worth spreading.

Natasha Tzakos

Natasha Tsakos presents part of her one-woman, multimedia show, "Upwake." As the character Zero, she blends dream and reality with an inventive virtual world projected around her...



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sabato 14 novembre 2009

FOPLADE-El presidiario redimido por Beckett
Rick Cluchey escapó de la cadena perpetua en San Quintín gracias al grupo de teatro que creó en prisión - El dramaturgo le dirigió en una obra suya, 'Krapp's last tape', que ahora llega a España

JACINTO ANTÓN - Barcelona - 14/11/2009


"Sabía bien de la condición humana y de las debilidades del hombre; reconoció mi fracaso pero también mi humanidad". Rick Cluchey (Chicago, 1933), ex presidiario criado en los barrios bajos de su ciudad y en su día condenado a cadena perpetua en la legendaria prisión de San Quintín por asalto a mano armada y secuestro, habla de Samuel Beckett, el autor cuyo teatro, dice, le redimió y el hombre del que llegó a ser colaborador y amigo.


En 1966, Cluchey fue indultado por su labor social en la cárcel

Antes de conocer a Beckett, no había entrado en un teatro, "ni para robarlo"

Cluchey, que interpretó y llevó a escena las obras del creador de Esperando a Godot tras las rejas, trae ahora a España el montaje de Krapp's last tape que protagoniza y que el propio autor le dirigió. De facciones que parecen talladas a golpes, ojos de un acerado gris barrote, diente de oro y tatuajes que le cubren los antebrazos (de su época en el ejército, aclara, en los paracaidistas, antes de que lo enchironaran), Cluchey tiene una sorprendente reacción cuando se le pregunta por su relación con el dramaturgo: una expresión beatífica atraviesa su rostro de Bukowski, alza la mirada al cielo y, emocionado, envía un beso a lo alto. "Cambió mi vida", afirma. Desde luego lo hizo: antes de Beckett, Cluchey no había entrado jamás en un teatro, "ni siquiera para robarlo".

La asombrosa y reconfortante historia de superación de Rick Cluchey, que actúa esta noche en la sala La Planeta de Girona en el marco del Festival Temporada Alta y lo hará luego en el de Otoño de Madrid (Sala Cuarta Pared, del 18 al 21 de noviembre), arranca cuando el convicto, que leía todo lo que le caía en las manos para escapar al ambiente de violencia, descubre el teatro en el trullo (en su vida se inspira el filme Hombres marcados, protagonizado por Nick Nolte) y se convierte, en 1958, en cofundador de la compañía The San Quentin Drama Workshop, consagrada a montar y representar obras en la cárcel.

Cluchey desmiente la extendida especie de que su conversión al teatro se produjo tras asistir a una representación de Esperando a Godot en San Quintín (que desde luego ha de ser toda una experiencia). "No, eso no es cierto. Aunque sí la representamos. Y fue un desastre: tomamos el texto de una revista y estaba mal la transcripción, por lo que el primer acto lo hicimos dos veces. Nadie se dio cuenta".

Esperando a Godot fue el primer espectáculo del grupo, en 1961. En uno de los diferentes montajes que representraron, Cluchey hacía de Vladimir. ¿No resulta un tanto deprimente Esperando a Godot con la perpetua? "No", zanja el ex preso, "al contrario, es muy esperanzadora". La compañía ofreció a lo largo de los años hasta siete diferentes producciones de Esperando..., Fin de partida y Krapp's last tape. En 1966 el gobernador Edmund Brown le concedió, por su labor, el indulto al que ya se conocía como "el dramaturgo entre rejas", pues en el ínterin Cluchey había escrito su propia obra, The cage. El ex convicto continuó -y continúa- con su trabajo en la compañía que realiza labor social en las cárceles.

"Tras salir de prisión fui a Europa y en 1974, en París, contacté con Beckett, que estaba muy interesado en las producciones de sus obras que había hecho en San Quintín", explica Cluchey. "A Beckett le interesaba lo que significaba estar encarcelado, como una extensión de su interés en el estar encerrado en uno mismo. Cuando vivía junto a La Santé acostumbraba a observar a los presos desde su ventana y estos se comunicaban con él mediante espejos". Cluchey y Beckett trabaron amistad y el dramaturgo decidió dirigir él mismo las obras suyas que el preso y sus camaradas habían montado. "Lo pasamos muy bien. Era un hombre muy generoso. De 1976 a 1984 nos dedicó mucho tiempo. Hicimos el ciclo de las tres obras bajo el título conjunto Beckett dirige Beckett". Beckett nunca hablaba del tema de la obra. "Nos decía que preguntáramos a los especialistas y a los críticos". Cambió mucho los montajes: "Les dio verdadera vida y carne. Insufló en ellos el eco de una constante universal, una certitud". Exigente y descontento, hay una frase que les decía Beckett que es todo un leit motiv: "Vuelve a fracasar, fracasa mejor". Cluchey recuerda los ojos del dramaturgo y la sensación de estar ante "un santo". Moldeaba el teatro, dice, como si fuera barro.

Al dirigirle en Krapp's last tape, corto monólogo en el que un tipo bastante miserable (las acotaciones incluyen "pantalones de un negro desteñido por la orina" y "andar penoso"), un escritor y ser humano fracasado, escucha en su magnetófono las cintas que grabó treinta años antes y en las que recoge fragmentos de su vida, Beckett le dijo a Cluchey, según éste: "Puedes hacer esta obra de una manera que nadie más puede, porque es una obra sobre un hombre en una celda, la celda de su memoria". Cluchey se emociona al recordarlo: "Me dijo: 'Haz de esa celda la tuya propia'".





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FOPLADE- REPORTAJE: Elogio de la veteranía
La fascinación por la juventud ha desplazado a los mayores en las sociedades más ricas - Pero lo importante no es la edad, es la capacidad

CARMEN MORÁN 14/11/2009


Lo que se tiene en abundancia no se valora. Quizá esa es la razón de que en sociedades tan envejecidas como la nuestra cause tanta sorpresa la selección de una persona de 81 años para presidir RTVE. En España hay casi dos millones de octogenarios y los mayores de 65 años suman 8,5 millones. La fascinación y preferencia por la juventud se ha instalado en las sociedades ricas, y por ello una decisión como esta choca y sorprende.
En los países en desarrollo, los ancianos son la fuente de sabiduría

En Occidente se valora a los niños, que es de lo que hay escasez

Carrillo: "Alberto Oliart desempeñará su cargo de manera perfecta"

Ana María Matute bromea: "Tengo la cabeza tan mal como siempre"

Las asociaciones de mayores defienden una jubilación con más flexibilidad

Si el trabajo depende sólo de la edad, el Papa dejaría su puesto

¿Está en condiciones Alberto Oliart de presidir la corporación de radiotelevisión pública? La edad no puede ser un factor único para negar su capacidad si al tiempo se alaba sin escasez la mente lúcida que acompañó hasta la muerte a Francisco Ayala a sus 103 años. O los fenomenales libros de Saramago o Delibes. O las esculturas de Louise Bourgeois, o las películas del centenario director portugués Manoel de Oliveira.

Pero la edad desgasta. ¿Cuánto? "Es muy difícil evaluar ese desgaste. Desde el punto de vista cognitivo, las diferencias entre dos personas de 30 años son menores que las que se encuentran entre dos de 80 y éstas, menores que las que se dan entre dos de 90", explica el profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona Ramón Bayés (79 años). Por tanto, a las personas mayores hay que evaluarlas una a una y decidir su capacidad para el puesto que han de desempeñar sin el prejuicio del carné. "Cada uno es insustituible, tiene un cuerpo diferente y ha vivido una vida propia. La biografía es fundamental". Uno puede ser brillante con 81 años, ¿pero puede desempeñar un cargo ejecutivo? "Pues depende, si toda la vida ha desempeñado cargos ejecutivos igual lo hace con soltura. A mí lo que me ha sorprendido y me ha alegrado, es que nombren a Oliart a esa edad, por inusual, y porque precisamente en esa casa se ha jubilado a gente valiosa en la cincuentena".

Los parabienes de este profesor emérito son la cara opuesta a las críticas con que algunos han recibido el nombramiento del ministro de UCD, referidas algunas de ellas únicamente a su año de nacimiento. ¿Por qué? ¿Hubiera ocurrido lo mismo en otros países, en otras zonas del mundo? Quizá no, la vejez se ve de forma muy distinta en las sociedades desarrolladas y en las que aún no han alcanzado el progreso de Occidente. "Hay dos razones para ello. Por un lado, la pirámide de población. En países como el nuestro hay muchos ancianos y pocos jóvenes, una ecuación que puede desequilibrar las estructuras económicas y suponer un problema, mientras que en las zonas en desarrollo, la pirámide es al revés, los mayores son escasos y, por tanto, valiosos", explica el profesor Gerardo Hernández, 66 años, experto en Sociología de la Vejez en la Universidad de A Coruña.

A esta lógica de mercado (si hay muchas cerezas bajan los precios, si hay pocos percebes son prohibitivos) añade Hernández un elemento cualitativo que redondea la explicación: "En las sociedades menos avanzadas los ancianos son todavía depositarios de buena parte del conocimiento y eso les convierte en piezas clave en la sociedad. Mientras que en países muy desarrollados las nuevas tecnologías han irrumpido con fuerza y han sustituido esa fuente de sabiduría. Los mayores han perdido parte de su valía como transmisores de conocimiento".

Efectivamente, un joven en una sociedad avanzada ha vivido y conocido más en su corta vida que sus abuelos. Los venerables consejos y el respeto que se atraían han quedado para ciertas zonas del mundo donde la economía e Internet no tienen tanta fuerza.

"Aquí lo que se valoran son los niños, que es de lo que no tenemos", asegura Hernández.

Paradójicamente, Europa, Occidente en sentido extenso, está desperdiciando todo un potencial de trabajo y de experiencia precisamente cuando su población de mayores goza de una juventud y calidad de vida nunca antes conocidas. "Los 65 años de ahora no tienen nada que ver con los de antes", afirma Hernández. Y tiene razón. Las personas mayores de 65 años están muy activos, aunque algunos, llegada la jubilación, repitan miméticamente la conducta de sus antepasados. Y están organizados, piden, protestan, se quejan del trato que reciben. "Nos sentimos marginados, nos fastidia el paternalismo con que se nos trata, el infantilismo", se queja Luis Martín Pindado (72 años), vicepresidente del Consejo Estatal de Personas Mayores, donde se agrupan las asociaciones de jubilados más representativas, que felicitan a quienes han nombrado a Alberto Oliart.

Paternalismo. Hace algunas semanas, en una reunión del consejo ejecutivo del Partido Popular, Manuel Fraga (87 años) tomó la palabra: "Me gustaría que analizásemos aquí por qué el PP sube en las encuestas pero Zapatero sigue sin bajar en la valoración y por qué nosotros no subimos en el voto femenino". Parecía razonable, pero recibió una respuesta, a modo de palmadita en la espalda, del tipo: ahora no toca, don Manuel, ya lo hablaremos más adelante. Santiago Carrillo (94 años) cree que Fraga hablaba en esa ocasión desde "la experiencia política" y sin embargo, le contestaron con algo que equivaldría a "usted es viejecito, cállese. Es una utilización perversa del poder de la juventud".

La marginación que denuncian las asociaciones de mayores se siente en toda Europa donde se están instalando el movimiento Sociedad sin Edades, "que defiende la capacidad y el empuje que muestran muchos mayores y reivindican un trato alejado de los tópicos de antaño, en los que a un anciano se le veía incapaz de participar en la vida social", dice la catedrática de Pedagogía Social de la UNED Gloria Pérez Serrano.

"En numerosos ámbitos, la universidad, la empresa, se excluye a las personas por su edad, y se está desperdiciando con ello un enorme potencial", prosigue Pérez Serrano. Esta profesora dirige el Programa Senior de la UNED, mediante el cual se imparten clases presenciales por toda España para mayores que quieren estudiar. "Es admirable el entusiasmo y las ganas que muestran, ya quisiéramos tener eso en nuestros jóvenes estudiantes", dice.

La edad, y en eso coinciden todos los consultados, no puede ser un criterio de discriminación. Sí la valía. Pero la jubilación acaba por decreto con cualquier evaluación detallada sobre la capacidad de las personas. De ese corte implacable se libran algunas profesiones, normalmente las relacionadas con la creatividad: artistas, intelectuales. A nadie se le ocurre pedir a Delibes que deje de escribir a los 65 años, ni a José Luis Sampedro, ni a Tapiès que abandone su obra, ni a María Victoria Atencia que deje descansar su pluma de poeta, por buscar sólo algunos ejemplos locales. El mundo está lleno de ellos. Pero sí se desecha de un día para otro el trabajo de otros profesionales. "A algunos de los que ahora se jubilan les queda por delante tanta vida como han pasado los jóvenes que a veces les sustituyen. ¿Qué papel van a desempeñar en todo ese tiempo? Es la ancianidad decretada", lamenta el profesor de A Coruña, Gerardo Hernández.

"Las necesidades sociales e individuales a veces chocan", lamenta Ramón Bayés, autor del libro de reciente publicación Vivir. Guía para una jubilación activa (Paidós). "Pero evaluar la eficacia para desempeñar un trabajo llegada una edad es muy difícil en algunas profesiones".

"Tenemos la edad que hemos tenido siempre", dice el vicepresidente del Consejo Estatal de Mayores. A Luis Martín Pindado, los 65 años le parecen un corsé excesivo para decretar la jubilación. "Depende de las profesiones, y también de las personas. ¿Ponemos a un catedrático de 65 a leer el periódico y jugar a la petanca? Creo que la sociedad no puede permitirse ese lujo". Defiende una jubilación más flexible. Y el profesor Hernández recuerda que las soluciones existen, otra cosa es que se recurra a ellas. "Para el tapón generacional que podría suponer que todos se mantuvieran en sus puestos ya se han inventado los contratos de relevo. Uno sigue activo, quizá con una jornada reducida y se contrata a otra persona, pero el mayor puede aportarle su experiencia, crear escuela, y sentirse activo. Lo psicológico también es importante". Si, no debe ser fácil pasar de un día para otro de ser un médico reputado a que alguien pregunte ¿Tú qué eras? Médico, claro, ayer y hoy.

Para algunos, sin embargo, la jubilación no es más que una edad. La vida sigue. El poeta Marcos Ana, 23 años encarcelado, media vida robada, está ahora, a sus casi 90 años tan activo que afirma: "No tengo tiempo ni para envejecer". Está lleno de compromisos que quiere atender, de un país a otro, sin descanso. "El organismo siempre tiene reservas para sostenerte. No estamos tan inservibles, todo depende, es sólo un problema de actitud. ¿Por qué meter a Oliart en el cuarto de los trastos si él vale?". Al tiempo, afirma que ama la juventud: "Pongo en manos de las nuevas generaciones la defensa de los ideales, de la justicia. Tienen la razón de su tiempo. Siempre hay un futuro si sabemos trabajar para él".

La escritora Ana María Matute (84 años) trabaja incesantemente en el suyo. Y como no le gusta generalizar sobre la vejez ni sobre nada, echa mano de las bromas para explicar su propia situación "Yo voy en silla de ruedas, pero mi cabeza sigue tan mal como siempre". Está escribiendo un libro. Otro. Buscando su futuro.

Santiago Carrillo también opta por ejemplos particulares para ilustrar la cuestión de la vejez, la sabiduría, la capacidad. "Yo conozco bien a Alberto Oliart. Tiene un gran cerebro, una actitud y una capacidad de gestión indudables. Desempeñará su cargo de manera perfecta. La edad no puede ser nunca el argumento para seleccionar a los representantes de estos cargos, sino la capacidad. Hay que dar paso a la juventud, pero hay algunos que son viejos incluso antes de nacer", zanja.

La vejez, afirman los consultados para este reportaje, aporta algo más que la archimencionada experiencia. Otros valores, como la serenidad de juicio o la paciencia. Sin embargo, suele condensarse en símbolos que perpetúan los prejuicios: "No es posible que para indicar la existencia a la vuelta de la esquina de un club para mayores se ponga una señal con la figura de un hombre encorvado que se apoya en una cayada. Así no hay quién se apunte a ese club", dice el profesor Hernández.

Hay ejemplos en muchos campos. Los educadores se quejan a menudo que las ilustraciones de los libros de texto, de los cuentos no se ajustan a la realidad. Cuando se dibuja un abuelo todavía se recurre a la anciana rechoncha de moño blanco, o al tipo abuelo de Heidi. Y los niños de la escuela, acostumbrados a ver a sus abuelos con un aspecto juvenil, no los asocian a esa imagen.

Si hay que expulsar por decreto de la vida activa a los que pasan una edad fijada, el mundo ser vería privado de numerosas obras de arte. Y el Papa, jefe de una enorme organización internacional, tendría que ir haciendo las maletas en el Vaticano.




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domenica 8 novembre 2009


FOPLADE- MOISÉS NAÍM
Sorpresas tras la caída del Muro

MOISÉS NAÍM 08/11/2009


La caída del muro de Berlín fue una mala noticia para los sovietólogos. En todo el mundo, miles de espías, generales, diplomáticos, profesores, periodistas y expertos se ganaban la vida estudiando la Unión Soviética. Ninguno pronosticó su colapso.

El capitalismo chino transformará más a Europa que el comunismo soviético

Pero si el pacífico fin del maligno imperio soviético fue una sorpresa, su final tuvo repercusiones tanto o más sorprendentes para Europa. Éstas son cuatro de las consecuencias inesperadas que tuvo el derrumbe soviético para los europeos -y que los expertos tampoco vieron venir-.

1. China desplazó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como principal amenaza para los europeos. Cuando cayó el muro de Berlín nadie se imaginó que China afectaría más directamente a la vida de los europeos occidentales de lo que jamás lo había hecho la URSS. No por su poder nuclear, sino por su poder económico. Después de la II Guerra Mundial, Europa occidental había vivido bajo la amenaza de una letal confrontación con los soviéticos. Afortunadamente, esa amenaza nunca se hizo realidad y, en la práctica, la vida cotidiana de los europeos no se vio muy afectada. En cambio, el ascenso económico de China toca todos los días las vidas de los europeos: lo que pagan por televisores, medicinas, gasolina o las hipotecas sobre su vivienda. O la posibilidad de conseguir empleo. El capitalismo chino transformará más a Europa que el comunismo soviético.

2. El euro. Nadie pronosticó que la caída del Muro estimularía la creación del euro. ¿Quién se hubiese atrevido a decir que los alemanes estarían dispuestos a abandonar el marco? ¿O que los franceses tolerarían no tener su propia moneda, sino otra controlada desde Frankfurt -la sede del Banco Central Europeo-? ¿Y que, además, otros 14 países renunciarían a sus divisas para plegarse al euro? ¿O que, después de una crisis financiera mundial con efectos devastadores para Europa, la moneda de refugio para quienes temen que el valor del dólar caiga en picado sea el euro? El euro era una utopía y hoy es una realidad que no sorprende a nadie. Y ésa es una sorpresa.

3. La debilidad política europea. En principio, cuantas más naciones formen parte de una alianza, más influyente debería ser esa alianza. En 1960, la alianza europea contaba con seis países miembros; en el 2003, con 15; y hoy, con 27. Europa es una potencia económica mundial. Sus democracias y sus políticas sociales son envidiadas por el resto del mundo y sus generosas ayudas al desarrollo son codiciadas en muchos rincones del planeta. Paradójicamente, sin embargo, su peso en la política mundial ha disminuido.

De acuerdo con un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (CERE), la influencia del continente en Naciones Unidas con respecto a la defensa de los derechos humanos -un valor fundamental de Europa- ha caído en picado. A finales de los noventa, el 70% de los países de la ONU apoyaba a Europa en las votaciones sobre derechos humanos. Hoy, 117 de los 192 países de ese organismo votan regularmente contra Europa. El CERE también nota que, en 2008, Europa mandó más soldados a Afganistán que Estados Unidos -500 de los cuales perdieron la vida-. También estuvo a la par en ayuda financiera. Sin embargo, no tiene mayor peso en las decisiones estratégicas. Lo mismo ocurre en el conflicto entre israelíes y palestinos. Europa manda mucho dinero pero influye poco. La Unión Europea no actúa de manera muy unida y eso disminuye su importancia en el mundo.

4. Islam en la vieja Europa, y Estados Unidos en la nueva. ¿Quién se hubiese imaginado en los momentos más tensos de la guerra fría que muchos europeos se llegarían a sentir más amenazados por la inmigración proveniente de países árabes que por la expansión de las dictaduras comunistas? ¿O que Polonia, Hungría o la República Checa se convertirían en baluartes del pro-americanismo mundial? Pero éstas son otras de las sorpresas de la Europa post-Muro. La angustia por la inmigración, sobre todo de países musulmanes, se ha transformado en un tema de debate cotidiano. Que Europa se convierta en "Eurabia" es el corolario de estas angustias. Hoy los inmigrantes constituyen cerca del 10% de la población de la mayoría de los países de Europa occidental, y en algunas grandes ciudades llegan al 30%. Inevitablemente, las encuestas revelan que el 57% de los europeos opina que en su país "hay demasiados extranjeros". Mientras tanto, en algunos países de la ex Unión Soviética florece el pro-americanismo: económico, político, cultural y hasta militar. Que esto pase en un continente donde el antiamericanismo es habitual es otro sorprendente legado de la caída del muro de Berlín.

mnaim@elpais.es




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lunedì 2 novembre 2009


FOPLADE- CUADERNOS DE KABUL El aeropuerto del fin del mundo
El enviado especial de EL PAÍS retoma su Cuaderno para la segunda vuelta de las presidenciales.- De nuevo sorprendido por el caos del tráfico y del aeropuerto

RAMÓN LOBO 02/11/2009


Lea todas las crónicas de 'Cuadernos de Kabul' escritas por Ramón Lobo desde Afganistán

Si los aeropuertos definen una ciudad, el de Kabul es caótico. Decenas de pasajeros, sobre todo los afganos que regresan a casa cargados de hatillos de plástico descomunales atados con cuerdas, pugnan por pasar en tropel, y no siempre en el mismo sentido, por una estrecha bocana en dirección a una gran máquina de rayos que debe inspeccionar todo bulto que entra en la ciudad. El embotellamiento de los carros atestados y el cruce de ordenes de los policías, supongo contradictorias por el resultado (incluso hay uno de tráfico), complica lo que en España llevaría horas desenredar, pero que aquí, por alguna misteriosa razón, se disuelve de la misma manera que se formó: en un abracadabra.


Los de la embajada alemana que traían una veintena de cajas de metal, de esas que sirven para transportar herramientas, o fusiles Winchester en las películas, pero que en este caso declaran medicinas para la provincia de Kunduz, donde están sus soldados, no pasan por el escrutinio de la máquina. Son VIP. Han debido untar a algún jefecillo de equipajes porque los suyos fueron los primeros en salir en fila india y sin errores por una de las dos únicas cintas transportadoras. Los demás, testigos pacientes del usted sabe bien con quién está hablando.

Antes de alcanzar la máquina, una mujer revisa uno a uno los comprobantes del equipaje para evitar hurtos y confusiones. Este control nunca se da en el Primer Mundo, donde no deben existir los robos o los operarios nos dan por imposibles.

Una vez fuera de lo que definimos como aduana no se amontonan estorbando como en Barajas decenas de padres y enamorados en espera de sus seres queridos. En el aeropuerto de Kabul no hay casi nadie y los que pueden colocarse allí con su cartel de Bienvenido mister lo que sea llevan la bandera de Estados Unidos, que en la escala de los enchufes ocupan el primer puesto en Afganistán.

Ya en lo que llamamos calle no hay taxis ni bullicio sino barreras de protección. El aeropuerto de Kabul es una zona militar ultraprotegida contra los coches bomba de los talibán. La mejor manera de evitarlos es no dejar pasar a ninguno. La lista de las excepciones es larga pero tienen en común dos rasgos: son occidentales de ocupaciones varias y no siempre decentes y todos los vehículos son todoterreno adornados con el último grito de alerta electrónica contra los atentados. No todos, claro, que en esto de sobrevivir también hay clases sociales.

Tras una largo peregrinar entre controles desganados de la policía afgana, vallas y muretes, se llega a una zona donde se amontonan los civiles afganos. Allí deben esconderse los enamorados, pero son más visibles los cambistas, los vendedores de tarjetas para el móvil y los listillos. Conviene no coger un taxi sin orientación. Existen compañías a las que se llama por teléfono, como la TTL, que por 15 o 20 dólares te recogen y llevan al hotel o la guest house (hostales).

El primer encuentro con el tráfico kabulí, tras el aperitivo de la máquina escrutadora, se produce en la avenida que enfila hacia el centro de Kabul, ya fuera de las protecciones militares. A diferencia de agosto, las montañas que cercan la ciudad empiezan a coronarse de nieves y el aire parece mover un poco el polvo denso y la contaminación.

El tráfico de esta ciudad es una demostración de lo que es una sociedad en la que cada uno negocia constantemente los límites. En los cruces el límite es el choque que rara vez se produce. Decenas de coches tratan de adelantarse por donde no cabe un alfiler, tipos en bicicleta transportando una televisión que parece un objeto de coleccionista surgen de la nada u otros que empujan una carretilla se suman sin complejos al embotellamiento. Y las bocinas: una sinfonía.

Nada ha cambiado, ni el cartel de una compañía aérea que promete como destinos de ensueño Islamabad y Peshawar, otros infiernos duplicados donde explotan bombas, huele y se masca polvo y nadie parece saber que frente a la promesa del paraíso está la opción de luchar y cambiar las cosas, empezando por las más simples, como saber guardar cola a la salida de un aeropuerto en un país hermoso, pero destruido por las guerras.




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domenica 1 novembre 2009


FOPLADE-Clara Ferreira Alves Breve encontro noutra cidade


8:00 Segunda-feira, 26 de Out de 2009


Encontro-a por acaso. É portuguesa. Quer dizer, não é bem portuguesa, mas sente-se um pouco portuguesa. Estamos sentadas num desses cafés de Londres que servem pequenos-almoços rápidos e internacionais, baguetes com omeletas e salada verde, croissants de manteiga, sumos de laranja em frascos com rótulos que dizem que são frescos e acabados de fazer, granola com leite magro e barras de cereais sem aditivos nem químicos perigosos, pela nossa saúde. Pelo menos é o que diz um cartaz na parede, com um ovo sorridente como um smile a olhar-nos com bondade biologicamente pura. Toda a gente está apressada menos ela e eu. Desembrulho o jornal na mesa onde mal cabe o tabuleiro e depois o telemóvel toca e ela ouve-me falar português. É segunda de manhã cedo e o café está cheio de gente que entra e sai e se prepara para tomar o pequeno-almoço saudável no metro. Ou a andar para o metro. De pé. A correr. O que quiserem. O ovo do cartaz não contava com isto.

Ela tem outro jornal na mão, não é um tablóide. Tem um computador miniatura aberto em cima da mesa, uma mala de cabedal gigante donde saem objectos que tentam escapar e pastas com papéis. O jornal é o "Wall Street Journal".

Interpela-me num português ligeiramente acentuado. É morena e com a pele escura, a face lisa como um tecido de seda enrugado nas pontas. Cabelo preto e olhos fendidos. Indiana? Indiana de Goa, ou melhor, a família é de Goa, católica, com nome português. Uma das mansões de Margão, penso eu. Candolim, diz ela. Brâmanes convertidos ao catolicismo, tentando salvar as terras e os pertences da garra colonial através da conversão. Os goeses portugueses são cosmopolitas, refinados, tolerantes. E maltratados pelos hindus nacionalistas. Uma parte da família ficou em Goa e outra parte foi para Moçambique. Com a guerra, vieram para Londres, e ela foi educada em colégios ingleses. Esteve nos Estados Unidos, trabalhou em Wall Street e regressou depois do crash, em Setembro do ano passado. Está contente por ter voltado.

Curiosamente, no intervalo de 48 horas, é a segunda goesa que encontro. A primeira trabalha num cabeleireiro, uma mulher bonita e afável que acha Portugal um país maravilhoso onde tentou fixar-se sem êxito. Também viera de Moçambique. É um país muito pequeno, muito tradicional, muito estreito, percebi que não era para mim. Esta, com os óculos encavalitados na testa e um ar despachado, diz que Portugal tem óptimas praias, mas não há nada para fazer. Não há dinheiro para ganhar. Nem investimento sério. O país pertence a meia dúzia de famílias, é como Goa. Uma casta. Não é um mercado interessante, porque está controlado por eles e pelo Estado. E não existem serviços financeiros, é tudo muito pequenino. Mulher, com a minha cor de pele... Agora está tudo a correr para Angola, é natural. Angola e Brasil. Como falo português, conheço esses mercados. Depois de regressar da América, o único sítio que me interessava era Londres. Apesar da crise, arranjei emprego. As coisas vão melhorando, devagar. Não tenciono regressar aos Estados Unidos, embora sinta a falta. E da iniciativa, a iniciativa é tudo. Os portugueses não sabem decidir. Arrastam tudo. Não têm a noção do tempo.

Então, diz-me a verdadeira razão pela qual não tenciona regressar. O amor. Ali, com o ovo orgânico a sorrir-nos na parede e o corrupio de gente com pastas e copos a escaldar, ela desiste e diz: casei. Conheci o meu marido aqui. Em Londres. Na América estive para casar com um colega. A tensão em que andávamos fez com que o noivado fosse eterno. Quando me vim embora, sabia que estava morto. Ele perdeu muito dinheiro e ficou desesperado. Só falávamos em ganhar, perder, dava cabo de nós. Um dia, em Londres, entrei num sítio destes, esta cadeia de restaurantes rápidos, estava mesmo em baixo. Um homem alto e corpulento, com uma barba branca e um sorriso simpático, servia cafés. Eu desempregada, a ver os jornais. Pela minha cara, deve ter percebido e perguntou-me se queria mais um expresso por conta da casa. Era o único homem ao balcão, os outros eram todos miúdos, filhos de imigrantes. Conhecemo-nos assim. Casámos passados seis meses. Ele era o gerente do restaurante. Um engenheiro desempregado, divorciado. Uma história pior que a minha. Continua no café, todos os dias. Ganha muito menos e trabalha com adolescentes. Nunca o vejo desanimado. Diz que tem umas ideias para pôr em prática. Montar o nosso próprio negócio. Vamos conseguir. Os ingleses são duros de roer. Sou muito feliz. E o dinheiro? Chega? Ela sorri igualzinha ao smile do ovo. Se chega? Claro que chega. O meu nome é Anjo. Ela pronuncia "anjú". Anjo? Maria dos Anjos. Fiquei Anjo.

Texto publicado na edição do Expresso de 24 de Outubro de 2009






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